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Entrevista
Josep Morell González Historiador

«La Salle fue cuna de los personajes más importantes de Sóller del siglo XX»

«Diría que la huella que dejaron los religiosos fue una gran formación para sus alumnos»

El historiador ‘solleric’, Josep Morell González. | J.M.

Ha recogido en el libro ‘La Salle a Sóller’ el paso de la congregación de religiosos en el valle y todas las vicisitudes que atravesaron los conocidos como ‘frares del bavarall’ durante los tiempos de la República y el estallido de la Guerra Civil. Fueron los pioneros en impulsar la educación reglada en Sóller

¿Cómo surgió la idea de preparar un libro sobre una congregación religiosa?

La decisión fue por distintos motivos. Uno de ellos fue que durante años los antiguos alumnos de la Salle en Sóller se reunían en una comida para recordar sus años de niñez con lo que demostraban tener un recuerdo muy agradable de los frailes de La Salle.

Explique cómo se instalan en Sóller.

Sus inicios se remontan a finales de 1904 cuando llegan y se instalan en el Convent de Jesús. Venían desde Francia donde los habían expulsado y desde allí implementaron un sistema educativo muy avanzado. Fueron pioneros en la introducción de la agrimensura o el estudio de las plantas, entre muchos otros aspectos. Fue una novedad por entonces.

¿Dónde obtuvo la información para su libro?

Tuve la oportunidad de acceder a sus archivos que están en el Pont d’Inca y además me brindaron la oportunidad de consultar el archivo del Consejo General de la Salle que está en Roma. Durante 15 días reuní toda la información que está guardada en su sede principal. He de decir que pese haber pasado más de 80 años desde su salida de Sóller, la congregación me dio muchas facilidades para realizar mi trabajo.

¿Por qué eligieron Sóller para instalarse y abrir un colegio?

Los frailes que acabaron en Sóller provenían de Aviñón porque los habían expulsado de Francia tras la promulgación de la Ley Combes. Estos religiosos fundaron escuelas en Palma y después en Sóller.

¿Por qué decidieron marcharse en 1938 si tenían tan buena acogida?

Tuvieron muy mala suerte. A partir de 1920 tuvieron que compartir el convento en el que estaban desde 1904 con los religiosos de los Sagrats Cors hasta que en 1927 decidieron marcharse. Se instalaron en otro edificio hasta 1931 del que tuvieron que irse por falta de espacio para mudarse en lo que hoy conocemos como Cal Bisbe. En un principio este edificio tenía que pasar a ser de su propiedad pero al final pasó al obispo. En 1938, por diversas circunstancias propiciadas por la Guerra Civil, decidieron marcharse de Sóller.

«Con la llegada de estos frailes el edificio se convirtió en colegio, lo que supuso una revolución»

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Durante unos años La Salle y Sagrats Cors compartieron convento...

Su convivencia fue buena. Los frailes de La Salle no pueden oficiar misa, mientras que los de los Sagrados Corazones sí. Por eso se complementaban.

¿Qué tenía de especial este convento para que dos congregaciones lo habitaran?

El edificio pasó a manos del Ayuntamiento en 1835 fruto de la Desamortización de Mendizábal. Ahí había las cuadras de los caballos municipales, una escuela unitaria y el cuartel de la Guardia Civil. Con la llegada de estos frailes el edificio se convirtió en colegio, lo que supuso una revolución para un convento que estaba en manos públicas.

¿Qué huella dejaron los religiosos de La Salle en su paso por Sóller?

Yo diría que una gran formación para sus alumnos, tanto que durante muchos años estas personas los recordaron con mucho cariño. Además, su colegio fue cuna de algunos de los personajes más importantes que tuvo Sóller en el siglo XX como el geólogo Guillem Colom, Miquel Marquès, Miquel Serra, Andreu Arbona, Miquel Colom o Miquel Arbona, entre muchos otros.

¿Qué puede decirnos del hermano Bianor?

Sin duda fue un botánico muy importante que durante su estancia en Sóller creó tres herbarios para los colegios que La Salle tenía en Palma, Pont d’Inca y Paterna. Dos de ellos se conservan en el Jardín Botánico de Sóller. Fue sin duda el fraile más significado en su estancia en Sóller y muestra de ellos es que muchos años después se le dedicó una calle. Fue un gran estudioso de la botánica y pionero, tanto que su labor fue reconocida por toda Europa.

¿Cuál es el mayor legado que dejaron tras su paso por Sóller?

Sin ninguna duda, sus antiguos alumnos.

Seguro que hay alguna curiosidad remarcable…

Una de ellas es que el colegio que regentaban en Sóller se llamaba Colegio de Santa María hasta que se proclamó la Segunda República. Entonces se ordenó eliminar cualquier referencia religiosa a los centros educativos por lo que el alcalde del momento, Miguel Serra, que era exalumno tuvo la brillante idea de proponer que el centro adoptara el nombre de la calle y pasó a decirse Colegio del Bisbe Nadal. En esta época los frailes tuvieron que dejar de lado sus hábitos y daban sus clases vestidos de paisano.

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