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«Nosotros no hemos invadido nada»

Los dueños de las casas de Son Ferrer expedientados por el Ayuntamiento al ocupar una zona verde pública sostienen que los límites de sus parcelas datan del origen de la urbanización, a finales de los 70

Propietarios de las casas de Son Ferrer objeto del expediente urbanístico municipal, ayer por la mañana. Juan Luis Iglesias

Vicente Torres y Antònia Marí, un matrimonio de jubilados, miraban ayer el exterior de su casa en Son Ferrer, en la calle Ocell del Paradís. Con el dedo, iban señalando elementos. Un huerto. Una caseta. Una barbacoa. Una resolución municipal de Calvià aprobada el pasado jueves les obliga a perder toda esta parte de su casa (unos 200 metros cuadrados), al considerar el Ayuntamiento que ocupa una zona verde pública colindante con el merendero.

El matrimonio Torres Marí aún no se lo explica. Ellos compraron el solar en 1978 al promotor Seguí, que comercializó todo Son Ferrer. Y, poco a poco, construyeron su casa, adonde se mudaron finalmente hace unos 17 años. En todo este tiempo, subrayan, nunca han modificado las dimensiones de su terreno. A ellos, el promotor se lo vendió así.

Historias parecidas relatan las otras cuatro familias propietarias de casas a las que afecta el expediente municipal de restitución del terreno. Compraron solares a finales de los setenta o bien adquirieron las casas en posteriores transacciones con unas dimensiones escrituradas que nunca han alterado.

Superficie escriturada

Antonio Benítez es otro de los vecinos afectados. En 1997 compró su casa, conocida por ser la más antigua de Son Ferrer. Se la vendió una entidad bancaria, cuenta. «Si había alguna irregularidad, nadie me lo comunicó. Fui al Registro, al notario... ¿Por qué me iba a preocupar?», manifiesta Benítez, quien asegura que sus escrituras recogen como suya la parte del terreno a la que ahora debe renunciar. En total, unos 200 metros cuadrados. «Y, claro, todos los impuestos que yo he pagado estos años lo he hecho de acuerdo a esta superficie», se queja.

El Ayuntamiento calvianer estima en 1.690 metros cuadrados el tamaño de la zona verde ocupada en total por los cinco chalés. El que perderá más superficie será José Martín, quien vive aquí desde hace dos décadas. «Me quitan más de 800 metros cuadrados. Los árboles, el huerto...», relata.

Tras la aprobación de la resolución, los dueños disponen de un plazo de dos semanas para presentar alegaciones. Después, se abrirá otro plazo de cuatro meses para que los propietarios eliminen los cerramientos y las partes de sus viviendas que corresponden a la zona verde.

El Ayuntamiento prescribe que, si no lo hacen ellos, se encargará la administración municipal derivando después los gastos a los propietarios. Todos los afectados aseguran que presentarán alegaciones. Así lo hará por ejemplo Miguel Gutiérrez, quien, junto con sus hermanos, heredó esta vivienda en Son Ferrer. «Recuerdo cómo mi padre la construyó con sus propias manos. Venía cada fin de semana y él se encargaba de todo. Ahora es la casa de toda la familia», cuenta Gutiérrez, quien no se explica cómo le dieron a su casa el fin de obra en 2001 sin que el celador que la inspeccionó le advirtiera del problema con los lindes.

El principal argumento de los afectados contra la resolución municipal es que, aseguran, esas casas se proyectaron siguiendo la delimitación original de la urbanización. «Nosotros no hemos invadido nada», dicen, al unísono. Y de ello da fe Cecilia Cañueto, quien, junto con su marido, compró la parcela en los orígenes de Son Ferrer. «Aquí sólo había ovejas y habas», recuerda, mientras señala el entorno de su casa. «Desde entonces no hemos modificado nada», subraya.

Todos ellos coinciden también en lamentar la falta de comunicación por parte del Ayuntamiento. «En 2018, tuvimos una reunión con ellos. Nos dijeron que nos volverían a llamar. Y nada. Nos hemos enterado del expediente por la prensa», lamenta Gutiérrez.

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