De vuelta a los orígenes más de un siglo después de que empezase esta historia de emigración, tan característica de la Mallorca de otros tiempos.
El alcalde de Sóller ofreció la semana pasada una recepción a una delegación formada por ocho ciudadanos de Puerto Rico que tienen en común que son descendientes de Sóller.
Al frente del grupo estaba Francisco Fontanet Bonilla, de 92 años de edad, que estuvo acompañado por siete de sus nietos, que le han acompañado en este viaje transoceánico.
Tierra natal
El objetivo de este viaje ha sido el de conocer la tierra natal de los antepasados de la familia, tal y como explicó el propio Francisco Fontanet en una visita a la sede consistorial.
En el año 1872, el solleric Bartolomé Fontanet Mayol emigró a Puerto Rico. Entonces la isla caribeña todavía formaba parte de las posesiones españolas en ultramar.
Su nieto, que hoy tiene 92 años, recordó en la sala de plenos que fue un hombre «honesto, humilde y trabajador», mientras que el alcalde, Carlos Simarro, recordó la emigración de los vecinos de Sóller hacia diferentes lugares del mundo.
Desplazarse en carro
«Cuando entonces para ir a Palma se tenía que ir en carro, muchos sollerics decidieron marchar y establecerse en otro lado de mundo», al tiempo que puso en valor la huella sollerica que todavía es patente en la isla caribeña.
Simarro hizo entrega de una insignia a la delegación puertorriqueña con el escudo de Sóller. El nieto del emigrante solleric quiso, con este viaje, mostrar la tierra natal de su bisabuelo y emocionado recordó algunas anécdotas.
La presencia sollerica en Puerto Rico está todavía muy presente a través de la Casa Balear, una institución que se ocupa de preservar el pasado de todos los emigrantes que de Mallorca y otros puntos del archipiélago se establecieron en la isla del Mar Caribe.
