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Jany, de chica a señora de los cupones

Juana María Tejero lleva 25 años repartiendo suerte y ahora ha recibido la distinción de mejor vendedora de la ONCE en Balears

Juana María, en el bar de los Hermanos Jiménez. BIEL CAPÓ

Juana María Tejero Rigo es una cordobesa afincada en s’Illot y que desde hace 25 años ejerce como vendedora de la ONCE en esta zona turística y en sa Coma. Ha sido seleccionada como la mejor vendedora de la ONCE del año 2020 en el ámbito de la Delegación Territorial de Balears. Diariamente y desde buena mañana, recorre los centros turísticos de s’Illot y sa Coma para vender los cupones, a quienes ella considera «los auténticos meritorios del premio», sus clientes. Algunos, después de 25 años le siguen comprando los boletos de la suerte, incluso hay a quienes vio nacer y crecer y ahora se han convertido en clientes.

Y es que son muchos años de recorrer de lunes a viernes las calles y paseos marítimos de estas dos zonas turísticas, atendiendo, prácticamente, a todo los establecimientos turísticos. Juana María nació con muy poca visión y desde los 20 años es trabajadora de la ONCE. «Me considero una privilegiada por poder estar 25 años en el mismo lugar de trabajo, con la minusválida que tengo, no puedo pedir más a la vida», asegura. Durante su trayectoria profesional ha repartido bastantes premios, el más grande en 2002 cuando repartió un Cuponazo de seis millones de euros y 95 cupones de treinta mil euros.

Para recoger el galardón de la ONCE tuvo que desplazarse a Madrid. Aunque confiesa que le hubiera gustado ir con su hija, pero «no pudo ser», estuvo acompañada por un compañero jubilado en mayo después de 33 años como vendedor de la ONCE, Roberto Artigues. «Fue un reconocimiento para los dos a pesar de que yo reciba el galardón», deja claro Joana Maria. Al ser las dos localidades, s’Illot y sa Coma, zonas turísticas, la diferencia de trabajo del verano al invierno es muy grande y este último se hace más largo. Aunque reconoce que los peores momentos los pasó al principio de la pandemia, donde las ventas bajaron muchísimo, aunque asegura que ella no ha perdido la ilusión. «La situación es la que es», pero para ella la alegría sigue siendo la misma a pesar de que en este último año, el recorrido se ha hecho muy pequeño, con tantos establecimientos turísticos cerrados, y ha tenido que pasar mucho tiempo en la puerta de los pocos que había abiertos. Los últimos días de trabajo antes de decretarse el confinamiento, el año pasado en marzo, reconoce que fueron los momentos más difíciles por miedo a trasmitir el virus a su hijos o, incluso, llegó a pensar que en los primeros días de pandemia «seremos como los dinosaurios y nos extinguiremos». Pero aquello duró poco y aprovechó el confinamiento, para disfrutar de sus hijos y de su gatita Mini. Después en la reapertura del verano pasado, reconoce que tenía miedo, pero tomaba las precauciones y salía a realizar el trabajo de su vida, con toda la ilusión y alegría que podía. Hoy sale como cada día, se toma el café en el bar de enfrente de su casa, vende algunos cupones e inicia la ruta. Si es lunes, aprovecha para vender en el hipermercado o en el Bar de los Hermanos Jiménez, clientes de toda la vida. Aquella joven que empezó con 20 años era conocida como la chica de los cupones, ahora 25 años después, se ha convertido, para sus clientes, en la señora de los cupones. Y es que Jany, como la conocen los amigos, no solo reparte suerte, sino simpatía y amabilidad a quienes se les acercan para participar en los juegos de la ONCE.

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