La entidad ecologista Terraferida ha denunciado este lunes que la futura planta de hidrógeno de Lloseta «encubre la explotación y fabricación de áridos y cemento» y que, además, «no producirá energía, sino que la consumirá» y en ningún caso será verde, ni eficiente, ni sostenible. 

Según esta organización, los gobiernos central y autonómico «promueven y subvencionan una operación de camuflaje» que pretende «disimular» el mantenimiento de las actividades extractivas en la cantera de Can Negret (Alaró), así como la construcción de una planta de áridos y el retorno a la fabricación de cemento por parte de Cemex. Además, sostiene que las grandes empresas energéticas (Acciona, Enagas y Redexis) se han incorporado a la operación para «acaparar las inversiones de los fondos europeos Next Generation y proceder a la conversión indiscriminada del suelo agrario en suelo industrial de bajo valor añadido», por lo que la transición ecológica «enmascara el mantenimiento de un modelo basado en el crecimiento y el consumo indiscriminado de unos recursos naturales cada vez más escasos».  Por otra parte, Terraferida considera que los 18 puestos de trabajo que generará el proyecto «no justifican la operación y generan unas expectativas desmesuradas en el Raiguer».

La entidad ecologista recuerda que la planta de hidrógeno está vinculada a la instalación de dos plantas fotovoltaicas (Lloseta y Petra) para producir hidrógeno a partir de agua desionizada. «Estas instalaciones fotovoltaicas camuflan el elevado consumo de energía del complejo formado por la planta de hidrógeno, la fábrica de cemento y la fábrica de áridos, que no cubre de ninguna manera el consumo real», por lo que la futura planta «consumirá energía de la red general que no será 100% renovable».

Por estos motivos, Terraferida asegura que el hidrógeno producido «no será verde» y que «bajo la capa de la energía verde subvencionamos actividades de gran consumo energético muy contaminantes».

Además, la organización califica de «ciencia ficción» que el hidrógeno producido en Lloseta pueda usarse como combustible para autobuses de la EMT, ya que para ello deberían adquirirse vehículos «mucho más caros» que los que funcionan con gas fósil comprimido que se han adquirido.

A su entender, el hidrógeno «no es una fuente de energía, sino un tragador de enegía», ya que «para aislarlo y usarlo como combustible hay que invertir unas cantidades desmesuradas de energía eléctrica». Terraferida sostiene que los consumidores notarán el «engaño» en las facturas del gas, que serán más elevadas, mientras que la reducción efectiva de emisiones de CO2 «será nula».