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Entrevista
Tomeu Deyà Vicepresidente del Comité de Turismo Cultural de ICOMOS

«La Serra debe ser prioritaria, ser patrimonio mundial es un privilegio»

El vicepresidente del Comité de Turismo Cultural de ICOMOS hace balance de los diez años de la declaración de la UNESCO

Tomeu Deyà, vicepresidente del Comité de Turismo Cultural de ICOMOS. | JOAN MORA

Hasta el año 2015 fue director del Consorci Serra de Tramuntana y ahora es vicepresidente del Comité de Turismo Cultural de ICOMOS. Por lo tanto es todo un referente para hablar de la Serra de Tramuntana como Patrimonio Mundial. ¿Qué han supuesto estos diez años para la Serra?

Esto depende de quien lo tenga que contestar. En mi caso como agricultor y propietario no puedo decir que el nivel de renta agraria o las expectativas de futuro sean mejores pero como pequeño empresario agroturístico no hay duda de que una declaración UNESCO como la de la Serra es un importante activo y una gran oportunidad para posicionarnos donde nos merecemos.

¿Es un tesoro la Serra de Tramuntana o más bien lo hemos convertido en parque temático?

Para los que la conocemos, poseemos y amamos siempre será un tesoro pero su estado de conservación es muy delicado. Respecto a llamarlo parque temático es un fenómeno muy difícil de controlar porque el turismo cultural se ha banalizado y muchos visitantes no tienen el mínimo interés o conocimiento de lo que visitan. Muchos ‘consumen’ turismo cultural sin ser conscientes de ello. Si el turista aprecia, valora y respeta lo que visita además de tener más predisposición a contribuir a la economía local, la población anfitriona tiene mejor actitud.

¿Qué ha cambiado entre los años 2011 y 2021 en la Serra y para las personas que la habitan?

Los valores que han posibilitado la declaración siguen vigentes pero hace falta mayor esfuerzo no sólo para su mantenimiento sino para su mejora. La administración ya lleva años ofreciendo una línea de ayudas a la recuperación del paisaje agrario muy apreciada pero la gran extensión de la Serra necesita más recursos. No se puede decir que la declaración haya variado el modo de vida de los habitantes hasta ahora.

Durante estos dos lustros se ha legislado ampliando la protección del territorio de la Serra, ¿cree usted que vamos por buen camino?

La protección existente en 2011 fue más que suficiente para conseguir la declaración, sin embargo el hecho de estar bajo la categoría de paisaje cultural supone que lo valorado no es sólo como el hombre moldeó el territorio para asentarse (marges, olivos milenarios, acequias ...) sino que debe seguir activo. Por ello cada hectárea de uso agrícola o ganadero abandonada es una deficiencia a solventar. El problema es que la protección para muchos se entiende como algo estático y para los que la poseemos y la misma declaración, el reto es mantenerla lo más activa posible y recuperar partes abandonadas. La legislación debe ser capaz de salvaguardar los valores de la Serra facilitando la actividad humana.

Ante la complejidad normativa que existe, ¿en qué lugar quedan los propietarios de las fincas?

Para entender el contexto en que se encuentran los propietarios de la Serra lo primero es aceptar que la rentabilidad agraria es muy inferior a la del resto de Mallorca debido a la orografía y la dificultad en introducir técnicas de cultivo más eficientes. Basta decir que a muchos olivares no se puede acceder con vehículos y menos trabajar con tractores pesados. También es necesario destacar que en la Serra hay miles de propietarios y no se les puede estigmatizar como si fueran todos grandes terratenientes sin necesidad de recibir ayuda para mantener las fincas. De hecho, miles de hectáreas están en buen estado gracias a muchísimos pequeños propietarios que cuidan sus olivares o huertos en fin de semana para su autoconsumo y para mantener las costumbres familiares. Las normas deben contemplar y favorecer estos usos.

¿Se puede vivir de la tierra y el paisaje en la Tramuntana?

Si se entiende únicamente mediante actividad agrícola en general diría que no. Si la agricultura se combina con otros oficios o con otras actividades como el turismo las expectativas son mucho mejores.

A su modo de ver, ¿qué no se ha hecho y, por tanto, que queda por hacer para mejorar el territorio declarado Patrimonio Mundial?

Primeramente, hace falta divulgar más el contenido y el significado de la declaración para conseguir mayor autoestima de la población local y comprensión de la externa. Según la UNESCO, el sentido de pertenencia es crucial para mantener los valores del patrimonio mundial. Con respecto a lo que queda por hacer aunque ya lo he mencionado, en gran parte se debe dar prioridad a facilitar la rentabilidad agraria para mantener los valores de la declaración (materiales e inmateriales) y ello supone un gran esfuerzo económico y normativo por parte de la administración. Evidentemente los sectores económicos (de toda Mallorca y de fuera) también deben aportar su parte dando a la Serra una pequeña parte de lo que han recibido de ella en términos de imagen (turística).

¿De qué ha servido, a efectos prácticos, la declaración hecha por la Unesco?

Ha puesto a Mallorca en el mapa de las declaraciones UNESCO con una de alto nivel porque abarca el 22% de la isla (90.000 ha) y ha supuesto un impulso a la imagen cultural de Mallorca en los segmentos de turismo de mayor valor y sería imposible pagarlo con cualquier campaña de promoción. No hay duda de que los responsables de la candidatura merecen todo el reconocimiento.

Usted conoce muy bien la Serra, ¿qué fue lo que prevaleció a la hora de que se tomara la decisión?

Se decidió la categoría de paisaje cultural por la extensa huella humana en el territorio y supongo que optar por la categoría de espacio natural hubiera dificultado su demarcación.

Como ya he dicho, ello supone un gran reconocimiento a esta actividad humana pero su preservación exige mantenerla activa. Si fuera una iglesia o un yacimiento arqueológico su preservación sería más fácil pero un paisaje cultural es mucho más complejo.

¿Puede confundirse la declaración como una herramienta para hacer puro marketing para mejorar la imagen y hacer promoción turística?

Es evidente que muchos destinos ‘abusan’ de tener una declaración UNESCO para hacer su promoción turística general. En el caso de la Serra es más complejo porque todo su territorio es patrimonio mundial y por ello no son puntos concretos. La UNESCO exige que los sitios declarados se promocionen para facilitar el supuesto derecho que tiene toda la humanidad de su disfrute pero el límite está en que siempre debe prevalecer la integridad del bien y el respeto a la población anfitriona. Por ello la capacidad de carga debe ser un concepto plenamente aplicado y necesario.

¿Qué debería hacerse a su modo de ver para conservar la distinción?

Para afrontar las necesidades o prioridades expuestas la gestión de la Serra debería ser más transversal y coordinada entre todos los estamentos públicos que tienen competencias en la misma. Además, debe reforzarse la participación en la gestión de los agentes privados implicados. Pasados 10 años no nos podemos permitir hablar de proyectos y más proyectos. La Serra debe ser una prioridad porque estar en la lista del patrimonio mundial es un privilegio pero a la vez una gran responsabilidad.

¿Qué retos de futuro quedan por hacer?

Las intenciones y el preámbulo de la Ley de la Serra me parece que van en la buena dirección y se aprecia voluntad en afrontar las debilidades expuestas en esta entrevista pero una vez más el tiempo apremia y sin un compromiso institucional firme podría convertirse en un proyecto más.

¿Qué debería entender el ciudadano de Mallorca que no es de aquí lo que significa la Serra?

Significa un reconocimiento al esfuerzo de muchas generaciones de mallorquines que adaptaron un territorio muy hostil para su subsistencia y su trabajo ha moldeado uno de los sitios más hermosos del mundo. Al mismo tiempo, cuidar esta belleza exige un esfuerzo superior a muchos otros sitios debido a su orografía y a unas regulaciones que deben coordinarse.

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