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Lletra menuda | La respiración de Formentor

Los buses lanzadera se habilitaron por primera vez n 2018.

La pandemia habrá sido un paréntesis que solo podrá mejorar su sentido si se cierra con la pretensión de mejorar la situación con la que se abrió. Caer en la trampa de la barra libre para superar cuanto antes las pérdidas del gran parón sería reincidir en el error porque estas islas ya suman demasiado empacho del pan para hoy y hambre para mañana. Reemprender la actividad de forma ordenada y responsable comporta hacerlo también respetando el medio ambiente, sobre todo en sus ecosistemas más frágiles sometidos a una gran presión humana. Formentor reúne estas características. La península para la admiración y la exclamación del paisaje inició en 2018 una necesaria política de restricción de accesos. Dado que los meses de confinamiento desembocan por necesidad en una mayor ansia de libertad y movilidad, conviene afianzar el control de la barrera en previsión y prevención de nuevas aglomeraciones. En esta tarea parecen estar ocupadas ahora distintas instituciones con competencia sobre Formentor y su carretera, lo cual puede suponer todo un respiro. Precisamente esa idea, la del respiro, es el recurso usado para justificar las nuevas restricciones en este espacio pollencí. Bajo el lema ‘Formentor merece un respiro’, durante el periodo estival se vetará el paso a los vehículos privados que no estén adscritos a servicios esenciales o residentes. Tanto a la playa como al faro de Formentor se debe ir en transporte público, en bicicleta o a pie. Es un cambio de hábito sustancial para una isla presa en exceso del vehículo privado, pero también constituye una necesidad porque la respiración que se reclama para Formentor supone, en definitiva, aire para toda Mallorca y no solo el sentido literal de la naturalidad, también en lo económico y de inversión de cara al futuro.

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