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Fent i desfent | La inauguración de la autopista de Campos

Protestas en la inauguración de la autopista de Campos

Zasca para Sevillano, bravo para Cladera, por Rosa Ferriol

Joan, llevo toda la semana perpleja y acudo a ti para que me orientes pese a que aún me duran los celos al leer en estas páginas que tienes una nueva musa. ¡Ay que me roban a mi Clooney solleric! El motivo de mi desorientación es la inauguración de la autopista de Campos. Estoy algo despistada porque ha parecido más un festejo del PP que no del pacto del Consell. Y evidentemente el ‘zasca’ de estas líneas será por nuestro apreciado conseller de Carreteras, que digo yo que un cargo público gobierna para todos. ¿No? Lo mismo me vale para los de Més. Si son buenos para ocupar la silla y cobrar un sueldo público, deben estar a la altura de su cargo y acudir, más aún si se es el titular de Carreteras, a inaugurar la nueva infraestructura. «No se siente orgulloso», dice el Sevillano. ¿Y de los falsos marges en Sóller? ¿Y de la jaula de piedras en Consell? Lo que no quería, igual que Més, era enfrentarse a los antiautopista. Menudos cobardes. Mi más sincero bravo para Catalina Cladera. Ella sí sabe. Eso sí, si tuviera su poder ya me habría cargado a estos socios. Intolerable desplante.

Políticos que se avergüenzan de su propia gestión, por Joan Mora

Hasta ahora había sido testigo de muchas estupideces de políticos gallináceos, pero ninguna como la del lunes, cuando dos partidos que gobiernan Mallorca demostraron con su desplante que se avergüenzan de su propia gestión al no acudir a la inauguración de la autopista que ellos mismos han construido. Al parecer tenemos una clase política, Rosa, que no sabe que estar en el poder significa gobernar, trabajar por el interés general y, sí, también, ejecutar obra pública. Sevillanito debería haber acudido a inaugurar la autopista junto a Cladera. Era su obligación. Pero no. Se ve que es más fácil el postureo que gobernar, incluso tomando decisiones que a uno no le gusten. Los de Més y Podemos muestran el plumero y con sus gestos (manda narices con la política de gestos, quiero hechos, ¡puñetas!) solo corroboran que su lugar no es otro que el de la oposición donde sí podrían criticar todo cuanto hacen los demás. Ellos mismos se han mandado al lugar de donde nunca deberían haber salido. Rosa, darling, Sevillanito se cubre de gloria cada vez que pisa la calle. Mejor que se quede en casa. Cobarde, gallina, capitán de las sardinas. Punto.

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