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Antònia Guillem, bombera de Alcúdia: «Con el uniforme no hay diferencia entre mis compañeros»

Antònia Guillem, bombera en Alcúdia y la primera que accedió al cuerpo hace 30 años, invita a las mujeres a opositar: «No hay que tener miedo»

Antònia Guillem, bombera de Alcúdia: «Con el uniforme no hay diferencia entre mis compañeros»

Antònia Guillem, bombera de Alcúdia: «Con el uniforme no hay diferencia entre mis compañeros» B. Capó

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Antònia Guillem, bombera de Alcúdia: «Con el uniforme no hay diferencia entre mis compañeros» Rosa Ferriol

«¡Ostras una bombera!», Antònia Guillem Vicens lleva 30 años en el cuerpo de Bombers de Mallorca y a estas alturas del siglo XXI aún hay gente que se sorprende al ver a una mujer bombero pero tiene claro que «con el uniforme no hay diferencia entre sus compañeros». Y es que a la hora de trabajar, es una más. Fue la primera mujer bombera del cuerpo de Bombers de Mallorca, donde llegó por pura casualidad. Ahora tres décadas después, no lo cambiaría por nada del mundo. «Tenía 20 años, me quedé sin trabajo y acudí al paro a ver si encontraba algún curso. Vi uno de bombero voluntario. Me presenté y aquí estoy», relata. Corría el año 1991, pero ella ya lo veía como algo normal. «Siempre he hecho deporte y he estado rodeada de hombres. Era un trabajo completamente diferente de lo que había hecho. Lo más extraño era cuando salía a la calle y la gente decía: ‘¡Ostras una bombera!’; ¡una bombera que lleva un camión! u ¡ostras, es una mujer’».

Un atajo para bajar del primer piso para acudir a un servicio.

Un atajo para bajar del primer piso para acudir a un servicio.

Es una mujer pero «con el uniforme puesto no hay diferencia entre mis compañeros». «Hasta que no me quito el casco, nadie sabe si soy un hombre o una mujer», sentencia Antònia Guillem, que lamenta que en 30 años la situación no ha evolucionado nada. «La segunda mujer es Marga, está en el parque de Manacor y entró hace doce años. En las oposiciones sí hay mujeres pero no han logrado acceder». ¿Qué se puede hacer para cambiarlo? Desde su punto de vista, «lo único que se puede hacer para revertir la situación es que sean las propias bomberas las que animen a las mujeres a opositar al cuerpo de bomberos». Y, pese a que puede ser blanco de críticas [ya lo sabe], es tajante: «Facilitar las pruebas no me parece correcto porque a la hora de la verdad tenemos que hacer el mismo trabajo. Si tengo que coger un extintor voy a coger el que me toque, no el que pesa menos». Es verdad, dice, que hay determinados trabajos que requieren cierta complexión del bombero. «En el parque hay bomberos que miden dos metros, yo mido 1,60. Y en determinados sitios me meto yo y en otros se meten los más altos. Sencillamente por un tema de espacio. Nos compensamos. De hecho en mis oposiciones tanto como bombero voluntario como a las de plaza fija tuve que hacer las mismas pruebas que los hombres».

En el vestuario, preparándose para salir.

En el vestuario, preparándose para salir.

En julio el Consell convoca oposiciones para 32 plazas fijas de bomberos, el mayor número en 15 años, además servirán para crear una bolsa de 40 nuevas plazas. La presidenta Catalina Cladera anima a las mujeres a presentarse para romper «los estereotipos de las profesiones masculinizadas». Se quiere recuperar el espíritu de Magdalena Rigo, fallecida recientemente y que con 19 años se convirtió en 1991 en una de las primeras mujeres de España y Europa al acceder al cuerpo de Bombers de Palma. El día de la presentación, Cladera matizó que entre los criterios de resolución de empate de resultados entre aspirantes se contempla que tendrá preferencia el género menos representado en el colectivo. Guillem habla sin tapujos: «Me parece incorrecto. La plaza es para quien se la gana. Si no quieren que haya tanta diferencia, pues que equiparen las pruebas físicas para que todo el mundo pueda acceder».

De bombero cero, le toca llevar el camión.

Explica que en determinados lugares de España las pruebas para mujeres son más fáciles. «Es un error garrafal porque a la hora de la verdad el trabajo es el mismo. Cuando me visto de bombero, hasta que no me quito el casco nadie sabe si soy un hombre o una mujer. Y debo hacer el mismo trabajo que ellos. Facilitar el acceso con las pruebas físicas es dar un paso atrás. Lo único que podemos hacer es dar visibilidad las que ya somos bomberas. Decir que es un trabajo que puede hacer cualquier persona siempre que tenga unas condiciones físicas adecuadas, sea hombre o mujer. Con el uniforme no hay ninguna diferencia», sentencia. Y lo dice con conocimiento de causa. En su momento de hacer las pruebas, le pusieron en entredicho que se presentara a bombera voluntaria. De eso hay que retroceder a los años 90. «No te puedes presentar», le espetaron. «¿Dónde lo pone?», respondió ella. Pues «tendrás que hacer las pruebas físicas de los hombres», le soltaron. «Ya lo sé. Me he preparado para ello», zanjó. Las superó. Una conversación similar tuvo que aguantar al opositar a su plaza fija. Le pusieron mil pegas pero con sus resultados calló bocas. «Superé las pruebas con 41 años y habiendo combatido un cáncer de mama. Por eso puedo decir con conocimiento de causa que se puede lograr. Todos los activos del cuerpo, a la hora de trabajar, hacemos lo mismo. Sé que habrá gente que se me eche en contra pero me da igual: las pruebas deben ser igual para todos».

"Si tengo que coger un extintor voy a coger el que me toque, no el que pesa menos por ser mujer"

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Con esta postura tan clara fruto de 30 años de experiencia en el cuerpo y, sobre todo, fruto de sentirse una más en la «familia» de Bombers de Mallorca su mensaje para las futuras mujeres que quieran opositar al cuerpo es que «es un trabajo como otro. Nadie te regala nada. Debes tener unas condiciones físicas adecuadas pero es muy gratificante. No deben tener miedo. Me siento uno más. Es un trabajo muy satisfactorio. Todo lo malo se borra cuando salvas a alguien y te dice un sincero ‘gracias por salvarme la vida’». Y todas sus palabras las ratifica su compañero en el parque de bomberos de Alcúdia, Jaume Perelló: «No hay diferencia a la hora de trabajar porque cada uno tiene unas tareas asignadas y hacemos lo que nos toca ese día». Así que adelante y sin miedo.

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