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Lana como aislante de la construcción, una posible vía para los ganaderos

Cooperatives Agro-alimentàries ceden 20 toneladas a una constructora que estudiará la viabilidad de comercializar el producto como aislante

Lana como aislante de la construcción, una posible vía para los ganaderos

En mayo empieza la temporada de esquileo. Hace unas semanas las Cooperatives Agro-alimentàries solicitaban la implicación de las administraciones para encontrar una salida a la difícil gestión de la lana en Mallorca. Y es que la lana en el ámbito europeo es un residuo animal. El problema surge porque en la actualidad no hay ningún lugar para su tratamiento, por ello, se debe exportar a la península, con el sobrecoste que ello implica. La directora gerente de Cooperatives Agro-alimentàries, Maria Francisca Parets, ha explicado que se ha encontrado una solución puntual. «En Mallorca había una empresa que compraba lana pero ha cerrado. Gracias a las gestiones con la conselleria de Agricultura se ha llegado a un acuerdo. Así, a partir de la próxima semana un gestor autorizado recogerá las sacas de lana en cinco puntos establecidos. Los payeses llevarán su lana a estas cooperativas y la conselleria se hará cargo de la destrucción de este residuo», detalla Parets. El problema reside en el sobrecoste que supone para el ganadero. Esquilar cada animal cuesta un euro y medio y es una tarea que se debe «hacer sí o sí» y «de la lana no sacan ningún beneficio». Por ello, las cooperativas agroalimentarias ha abierto negociaciones con una empresa del sector de la construcción que está haciendo estudios para poder utilizar la lana como un producto aislante para la construcción. Así, sería una vía de salida para los ganaderos.

Parets explica que las cooperativas cederán gratuitamente entre 20 y 30 toneladas de lana para que se pueda hacer dicho estudio y comprobar si los costes de procesamiento de esta lana realmente salen a cuenta para comercializar este producto para la construcción. «La situación de este año se ha resuelto de manera puntual pero debemos mirar si estos estudios pueden seguir adelante y se pueda retribuir a los ganaderos el coste que supone esquilar las ovejas y darle un valor de la lana», remarca Parets que recuerda que para que la lana pueda ser utilizada se debe lavar, cardar y hacer un tratamiento contra la sarna.

"Las cooperativas cederán gratuitamente entre 20 y 30 toneladas de lana para que se pueda hacer dicho estudio y comprobar si los costes de procesamiento de esta lana realmente salen a cuenta"

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«Así como la actividad agraria va disminuyendo, la industria relacionada también se va perdiendo y aquí ya no hay nadie que compre lana, por ello, se debe llevar a la península con el sobrecoste que ello supone», razona. «Ahora esta empresa hará los estudios para saber si el coste del tratamiento de la lana y los traslados entre la península y las islas le sale a cuenta para después elaborar su producto para la construcción», desgrana Parets. Y es que sería una vía para «dar un valor añadido a la lana» ya que «los propios arquitectos reconocen que tiene propiedades muy buenas como aislante para la construcción». 

Pep Jaume es uno de los ganaderos afectados. «La problemática de la lana de cada vez va a peor», asegura e insta a «unir esfuerzos para encontrar una vía para sacar provecho de la lana». Cabe recordar que las cooperativas de Mallorca producen alrededor de 100 toneladas de lana cada año, una cifra que representa el 65% de toda la lana de la isla, que para su traslado a la península debe ocupar el mínimo volumen posible. Con la maquinaria adecuada para su compactación se obtienen pacas de unos 400 kilos de peso, mientras que la lana sin compactar es embalada en bolsas de 70 o 80 kilos. Esta última opción es la que se ha llevado a cabo en el último año donde, al menos, existía al menos mercado, aunque con precios irrisorios (0.07 cts/ kilogramo). Desde las cooperativas admiten que, al menos, en la campaña de 2020 los costes asociados a la retirada de la lana igualaban al precio que se obtenía por ella pero este año la situación es «aún peor». De momento, junto a la Conselleria han dado con una solución temporal. A medio o largo plazo, su salida puede llegar de la mano de la construcción.

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