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Lletra menuda | Costas encalla sus competencias

La bahía de Alcúdia atraviesa una mala época y no es solo por la ausencia de turismo y una pandemia que castiga por igual a cualquier punto del territorio insular. En el litoral del noreste hay que sumar los constantes problemas medioambientales motivados, en buena parte, por el déficit de infraestructuras y la excesiva intervención humana.

Cuando no es la depuradora de Can Picafort o el estancamiento de aguas en su club náutico son los vertidos incontrolados en Port de Pollença o los conflictos urbanísticos y tarifarios en Alcudiamar. La lista se engrosa ahora con la acumulación de arena que bloquea el dragado del Estany Gran, más conocido ya, por efecto de la toponimia comercial, como Lago Esperanza. Primera consecuencia, cantidades considerables de peces muertos por falta de oxígeno en el agua.

Estas situaciones tienen otro denominador común, el silencio o la respuesta tardía de la Administración afectada, generalmente Demarcación de Costas, a la que no le gusta que le pisen los talones, pero hábil en hacer oídos sordos cuando le reclaman que asuma sus competencias de mantenimiento y salvaguarda medioambiental. El ayuntamiento de Alcúdia lo acaba de experimentar en ese asunto de la acumulación de arena en los canales del Estany Gran.

Las principales sospechas de las causas del problema surgido vuelve a situarse sobre la falta de previsión y la intervención del hombre. En concreto, las obras del nuevo espigón. No está confirmado que está sea la causa definitiva, pero desde que se ha construido, el bloqueos supera al atasco anual acostumbrado.

Hay un problema y el Ayuntamiento se ha adelantado en una solución necesaria que nadie aportada. Suciedad y riesgo de inundación son demasiado peligro y perjuicio acumulados.

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