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M. Margalida Seguí: «Aún hay mucho rechazo a algunos materiales sostenibles por desconocimiento»

«Los edificios no pueden tener estructuras rígidas sino que hay que plantearlos sobre las necesidades del presente y adaptar su distribución a las necesidades futuras»

Seguí: «El reto actualmente es sacar de algo pequeño grandes cualidades espaciales».

Margalida Seguí Tugores es arquitecta por la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona y titulada en Música Clásica en la especialidad de flauta por el Conservatorio Superior del Liceo de Barcelona. Actualmente ejerce como arquitecta y ha sido una de las galardonadas con el Premi Mallorca por el Col·legi d’Arquitectes de les Illes Balears. 

Empecemos por el principio, compaginó sus estudios de arquitectura con los de música clásica…

Así es. La música me ha acompañado durante toda mi vida. A los dieciséis años ya me separé de mis padres para estar más cerca del Conservatorio de Música de Palma. Luego a los dieciocho me costó decidir y apostar sólo por la música, supongo que la sociedad no encaja que una estudiante con matrícula de honor se «eche a perder» tocando la flauta. Esto me influyó. No quería abandonar la música y empezar Arquitectura porque no sabía ni si me gustaría. Me tiré a la piscina e hice el primer curso completo de ambas carreras. Fue un año de locos, por las mañanas en el Liceu y por las tardes en la ETSAB, además de mi fascinación por conocer Barcelona. Terminé el primer año con todas las asignaturas aprobadas y pensé: si lo he hecho este año, ¿Por qué no hacerlo el próximo?

Esto le llevó a vivir dos años en Munich, ¿cuál ha sido su recorrido desde entonces?

En quinto de Arquitectura ya había terminado Música. El siguiente escalón para cualquier músico es el Máster de especialización del instrumento. Decidí que quería estudiar en el Musikhochschule de Munich. Solicité un Erasmus de arquitectura e intenté entrar en las pruebas de acceso al conservatorio. No lo conseguí pero fue una buenísima experiencia. Crecí como arquitecta. Al cabo de dos años regresé y empecé a trabajar como arquitecta con Miguel Barceló en nuestro estudio Bos Arquitectes. Además sigo conectada con la música impartiendo clases de flauta en la Escuela de Música de Muro. 

¿Cómo relaciona la música clásica con la Arquitectura?

Lógicamente la relación es muy intangible y no es tan evidente. Supongo que mis conocimientos de música me ayudan a ser más sensible a la hora de diseñar mis proyectos. Creo que si hablamos, no de cómo las relaciono yo, sino de cómo se han relacionado estas dos artes, es una respuesta complicada sin entrar en tecnicismos. Tanto la música como la Arquitectura guardan una relación muy directa con la física y la matemática. Al final, la escala musical es una proporción que tiene que ver con la sección áurea y la serie de Fibonacci; principios básicos de la arquitectura clásica. Es curioso, pero en la música podemos hablar de los cimientos que sustentan la armonía, de la estructura musical, del fraseo, de los acabados y florituras, igual que en cualquier obra arquitectónica. Como si se tratara de dos idiomas que expresan lo mismo. Como dijo Goethe: «La Arquitectura es música congelada» como si en cada obra maestra arquitectónica vibrara un sonido y solo con mirar el espacio y la luz sonara una melodía. Me parece precioso. 

El proyecto que presentó para ejecutar la Escoleta Pública de Muro ha sido el ganador del concurso, un proyecto donde prima la sostenibilidad del edificio…

Sí, junto con mi socio Miguel Barceló apostamos por un proyecto que se basara en un edificio sostenible para la generación futura. La estructura de la cubierta se forma a partir de unas bóvedas de vigas de madera laminadas con procedencia certificada de bosques gestionados de forma responsable. Además, es una cubierta ajardinada que se integra en el entorno natural, purifica el aire CO2 y aísla de forma excelente el edificio. Como murera me siento muy orgullosa de poder realizar este proyecto en casa.  

¿Cuál es el estado actual de la arquitectura sostenible en España? ¿Cree que el sector de la arquitectura está concienciado?

Creo que se están haciendo pasos para llegar a una arquitectura cada vez más sostenible pero queda mucho trabajo de concienciación. Es una revolución que está ocurriendo en muchos sectores puesto que la gente empieza a valorar los productos de aquí aunque sean un poco más caros. El material por excelencia en la arquitectura tradicional mallorquina ha sido el marés pero el hormigón ha reinado durante los últimos años y eso que su fabricación supone muchísimas más emisiones de CO2, que el marés o la madera. Hay aún mucho rechazo a algunos materiales más sostenibles por desconocimiento. La sociedad cuando hace una casa sostenible está aportando su granito de arena al cambio global, se fomenta otro modelo económico y medioambiental.  

¿En un futuro los edificios públicos pueden ser de este tipo?

Lo serán, no hay otra alternativa. Además, ya hay directrices europeas que obligan a que los edificios públicos tengan certificación energética A. La administración pública tiene que dar ejemplo y en nuestro caso en Balears el Ibavi está haciendo mucho trabajo en esta dirección. 

 ¿Cuáles serían las principales tareas de la arquitectura moderna para mejorar la vida de la gente?

Si se refiere a la situación de la vivienda en la actualidad, creo que el metro cuadrado construido hoy en día es muy caro y mucha gente no puede construirse una casa muy grande, el reto puede que sea sacar de algo pequeño grandes cualidades espaciales donde uno tiene la sensación de vivir en un espacio mucho mayor de lo que realmente es. Aún con presupuestos bajos se puede hacer muy buena arquitectura. 

¿Cuál es su visión con respecto a la Arquitectura del futuro?

La sociedad y la tecnología hacen que la arquitectura esté siempre en constante movimiento. Creo que los edificios no pueden tener estructuras rígidas sino que hay que plantearlos sobre las necesidades del presente y adaptar su distribución a las necesidades futuras. Muchas veces en la sostenibilidad se cuestiona el uso de instalaciones empotradas y sistemas constructivos que no permiten su modificación puesto que para cambiar o modificar hay que romper. Me gustaría pensar que las tendencias irán hacia edificios más responsables con el planeta, a un menor consumo energético, pero nunca perdiendo de vista el valor de la arquitectura que es dar esos espacios agradables por su proporción y luz.  

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