El ayuntamiento de Manacor no sabe qué hacer con la piscina municipal. Por eso ha puesto sobre la mesa ahora la posibilidad de que sean los propios ciudadanos del municipio quienes elijan su función a partir del momento en que el Consistorio recupere el control y las llaves de la instalación. Así lo expresó el concejal de Més-Esquerra, Joan Gaià, quien reconoció que «se deben de valorar todas las opciones» y que será muy complicado que pueda volver a ser gestionada como piscina, al menos como espacio plenamente municipal, «porque ya hay dos piscinas privadas que funcionan bien y no sé hasta qué punto sería lícito hacerles competencia».

Hay que recordar que las dos piscinas (una para adultos y otra infantil) que se encuentran dentro de los terrenos del parque municipal, donde también está el cuartel de la Policía Local y el Teatro Municipal, tuvieron que cerrar hace dos semanas después de que la empresa que hasta ahora tenía la concesión, Esquitxos de Blavor SL, presentara un concurso de acreedores por problemas económicos y extinguiera su actividad de manera definitiva. Así se lo comunicó al Ayuntamiento, que también recibió información del Juzgado Mercantil número 3 de Palma sobre el cese de la actividad. Hace unos días el Consistorio manacorí sondeó con sus técnicos y juristas diferentes opciones para ver qué hacer con las piscinas, tras 24 años ininterrumpidos de gestión privada (y a falta de seis para que concluyeran los 30 años firmados con el Consistorio en 1997) . Una solución que podría pasar por transformar el recinto en un espacio cultural para conciertos. Ahora lo que la Sala plantea y que quiere llevar a «consulta pública» son sobre todo tres opciones: la municipalización total de la instalación y su equipamiento, un nuevo pliego de condiciones para sacar su explotación privada a concurso, o bien la de modificar el interior para que pueda servir de nuevo espacio cultural multifuncional.

Sin embargo lo que más preocupa al Ayuntamiento a la hora que plantearse la reapertura de las piscinas cuando termine el proceso judicial, son los 42.000 euros que hasta ahora ha tenido que invertir anualmente en concepto de mantenimiento y ayuda a la gestión privada que hacía la empresa Esquitxos, y que no parece dispuesto a querer seguir pagando ni directa ni indirectamente. «Hace 25 años que el tema de la piscina es muy polémico», recordó Gaià, «funcionó muy bien durante los primeros años, aunque los precios eran caros, porque no tenía competencia. Pero ahora hay dos piscinas privadas que funcionan. Hay que preguntarse primero por qué estas empresas tienen éxito y la piscina municipal no ha tenido».

Por su parte, la oposición local ha pedido al Consistorio que haga todo lo que sea posible para que la instalación continúe siendo de uso deportivo.