El claustro de Sant Domingo de Inca acogió el miércoles por la tarde el tradicional Memorial de l’Oblit, dedicado este año a la figura de Pere Pau Capó, último alcalde de Inca en los tiempos de la segunda República y personaje clave en la ciudad de principios del pasado siglo por su función asociativa, sindical y política.

Durante el acto, los familiares de Capó recibieron el certificado de reconocimiento como víctima del franquismo al exalcalde republicano y posteriormente se realizó una ofrenda floral en recuerdo a las víctimas ‘inqueres’ de la Guerra Civil.

El acto estaba enmarcado en el ciclo ‘Inca té memòria’ que tradicionalmente se lleva a cabo en febrero, pero que se ha aplazado a abril debido a la pandemia.

El alcalde Virgilio Moreno destacó el «compromiso firme» de Inca con «la memoria, la justicia y la verdad», mientras que la regidora Alice Weber afirmó que la memoria histórica «tiene la responsabilidad de devolver a las personas heridas la dignidad desde la justicia de la cual fueron privados los descendientes de las víctimas».

Asimismo, el Ayuntamiento ha organizado una exposición dedicada a la vida y obra de Pere Pau Capó (1888-1954), inaugurada el pasado 21 de febrero e instalada en el Claustro de Sant Domingo. Actualmente puede consultarse de forma virtual.

Pere Pau Capó contribuyó de manera activa a las profundas transformaciones sociales, políticas y económicas de principios del siglo XX en Inca. Fue trabajador del sector del calzado e integrante de grupos sindicales, además de representante político. No obstante, su tarea quedó interrumpida por el golpe de estado de 1936. Una vez finalizada la guerra, las circunstancias le obligaron a desaparecer de la vida pública hasta su muerte sin ningún tipo de reconocimiento. A título póstumo, el Ayuntamiento le dedicó una calle en una de las escasas muestras de agradecimiento que ha recibido su figura.