La previsión y mantenimiento de instalaciones públicas no es uno de los puntos fuertes de la Administración. Casi siempre actúa con parches de urgencia, cuando las persianas caen o el techo cede. El retraso en la construcción del PAC de Pollença y el casi abandono de la unidad básica de salud del Port es un ejemplo más de esta inacción que pone de manifiesto cómo la demanda de servicio siempre sobrepasa a los medios para prestarlo.
El Ayuntamiento se ofrece para adelantar el dinero de las obras necesarias y el Govern busca fórmulas jurídicas para apañar el arreglo económico. La presión vuelve a pesar con mayor insistencia sobre la administración más cercana.
En este caso se desvela también una cierta habilidad política. Tomeu Cifre lava imagen, que buena falta le hace, mostrándose generoso. Exhibiendo preocupación por la salud de todos tapa el exceso de ceso en sus PCR a cargo del erario público y la vacuna adelantada de su concejala de servicios sociales. Una mano tapa a la otra.
