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Lletra menuda | Intenciones son expectativas

A medida que van pasando los días se va definiendo la estrategia que sustenta el anuncio, por parte de la multinacional Cemex, de mantener bajo mínimos la producción de cemento en su fábrica de Lloseta. De momento, y se puede pensar que a corto plazo seguirá siendo así, todo se mantiene en el vago plano de las intenciones. Son unos propósitos generalistas que la Administración, casi siempre abonada al optimismo teórico, se atreve a elevar a la condición de compromiso y la multinacional, más cauta en beneficio propio, rebaja a «posible acuerdo de intenciones en el que no se descarta la reconversión» de la planta llosetina. En el punto equidistante de estas dos visiones, la posición adecuada para el ciudadano o el posible trabajador de Cemex, solo cabe mantener una actitud expectante y cauta sobre lo que pueda pasar a corto y medio plazo. Cualquier posibilidad sigue abierta y esto precisamente es lo que le interesa a una cementera que ahora maquilla su imagen con una nueva gama de productos que puede aliviar la huella del CO2 hasta en un 70%. Hay muchos fondos europeos en el horizonte inmediato, simpatía por la producción de hidrógeno y perspectivas de negocio diversificado. Estos son los escenarios que contempla y sobre los que trabaja Cemex. Pone una vela a todos los santos de la conveniencia y deja que el Govern le encienda cirio preferente porque hay mucho en juego en ello. Con todo, cualquier avance hacia el futuro del respeto al medio ambiente debe hacerse en base «al modelo industrial nuevo» que dice impulsar Yllanes y con el incremento, que en este caso sería mera recuperación, de los puestos de trabajo. Todo lo demás se desvanece entre buenas palabras y meras intenciones volátiles.

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