Hay diferencias claras y fundamentales entre el hecho de llegar o partir de Mallorca y residir de forma estable en ella. Para Aena la isla es una plataforma de aterrizaje y despegue con el aliciente de que con estos movimientos se hace caja. En cambio, para los vecinos de Son Sant Joan y los servicios complementarios próximos, el aeropuerto supone la convivencia inevitable, la incomodidad y las molestias asumidas por permanentes. En lo que va de año, buena parte de los residentes en el Pla de Na Tesa han ido dejando claro su rechazo a las pretensiones de las autoridades aeroportuarias, en el sentido de transformar en parque fotovoltaico la zona despejada de Son Bonet. Entre Cas Capità y Es Pont d’Inca, es el único espacio verde que les queda. En buena lógica, no todo puede depender de las necesidades energéticas de Son Sant Joan, aunque estas se vistan de verde y sostenible. Una reivindicación argumentada, activa y revestida de signo positivo tiene mayores posibilidades de aceptación o, en el peor de los casos, de dejar en evidencia y desarmados a quienes se oponen a ella. La Plataforma Son Bonet Pulmó Verd se ha puesto manos a la obra. Ayer, en una jornada tan significativa como la del Día Mundial de Acción por el Clima, sembró árboles en el espacio que reivindica y dejó todo un plantel disponible para que, quien quiera, pueda seguir plantándolos. Incluso se han calculado, para Aena y para la opinión pública, las toneladas de dióxido de carbono que la masa forestal plantada podrá absorber en los próximos 40 años.
Se nota que hay organización, estructura y objetivos en la plataforma de Son Bonet. Convendrá seguir estando atentos a sus acciones, aunque solo sea para recuperar un poco de equidad exenta de pitidos y gritos.
