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Lletra menuda | Cemex, mantener todas las posibilidades

Cemex.

Las cosas se ven y se perciben de forma muy distinta desde los despachos de una alta y distante dirección multinacional o desde la proximidad del entorno inmediato. Cuando así ocurre, se genera desconcierto y una cierta dosis de desconfianza. Es lo que pasa, ahora mismo, con la fábrica de cemento de Lloseta. Solo Cemex conoce las verdaderas intenciones que alberga su decisión de reemprender la producción de cemento en la planta cerrada hace dos años. La explicación, en el sentido de satisfacer la demanda local, se presume insuficiente, sobre todo si la situamos al lado de las decisiones precedentes de la multinacional y que no se han caracterizado por su empatía con la realidad económica y social del Raiguer. Tampoco con la medioambiental. Por eso el anuncio de reapertura, en el mejor de los supuestos, se acoge con «cautela» y predisposición vigilante como hace el Govern. Dado que los permisos de explotación de la cementera están a un mes de su vencimiento y que su caducidad implica el desmantelamiento de las instalaciones, todo lleva a pensar que la reactivación no es más que una estrategia empresarial para mantener todas las posibilidades y recursos disponibles de cara a cualquier conveniencia futura. Mucho más si se observa que todo se recuperará bajo mínimos y sin incremento de plantilla. Otro gallo cantaría si la aludida demanda local tuviera una dimensión respetable. Cemento por si acaso y planta de hidrógeno verde a un año vista y con aportación de fondos europeos. Cemex juega todas las cartas. Nada es incompatible cuando hay negocio de por medio en unos modos de comportamiento de los cuales Mallorca solo es un peón. Actuaciones como esta también dejan patente que la isla tiene una planificación industrial muy vulnerable.

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