El matadero de aves de Inca, el único de estas características que opera en Mallorca, ha reiniciado la actividad esta semana después de que permaneciera clausurado más de un mes por cuestiones técnicas, sanitarias y relacionadas con el bienestar animal. La planta de sacrificio empezó su actividad como tal en enero del pasado año 2020, cinco años después de que el último matadero de estas características cerrase definitivamente dejando a los productores de pollos de la isla en una delicada situación por falta de plantas preparadas para el sacrificio de las aves.
El regidor de Medio Ambiente del ayuntamiento de Inca, Biel Frontera (Més), confirmó ayer que el matadero ya vuelve a estar operativo después de que la conselleria de Salud haya autorizado su reapertura con una serie de condicionantes que deberá cumplir la empresa concesionaria. El pasado viernes día 5 de marzo, el Govern levantó la suspensión, por lo que el matadero ya podía operar a partir del martes, día de la semana que la planta tiene estipulado para realizar la matanza ordinaria semanal, aunque no fue hasta el jueves cuando el matadero inició su actividad con permiso de la Conselleria.
Adaptación a la normativa
La principal causa por la que el matadero tuvo que clausurar su actividad era la falta de adaptación a la normativa europea de una bañera electrificada por la que las aves pasan con el objetivo de que queden aturdidas antes del sacrificio. Según explica Frontera, este elemento «no cumplía los parámetros de la normativa europea», que dictamina que esta bañera debe tener una profundidad determinada para garantizar que las aves queden totalmente anestesiadas.
El concesionario ha encargado al fabricante una nueva bañera que cumpla con las directrices europeas, pero la nueva pieza no estará disponible hasta dentro de unos dos meses. No obstante, Salud ha valorado de forma positiva los pasos realizados por el ayuntamiento de Inca, que ha contratado a una ingeniera agrónoma para supervisar la actividad, y ha levantado la suspensión, si bien ha instado al concesionario a adoptar una serie de medidas correctoras.
Entre las prescripciones figura la obligación de que un operario controle los signos de vida de las aves cuando salen de la bañera de aturdimiento para garantizar que estén muertas antes del proceso de escaldado. Los operarios deberán asegurarse de no degollar a las aves hasta que tengan la seguridad de que los animales estén totalmente aturdidos. Por último, el matadero deberá disponer de los Procedimientos Normalizados de Trabajo (PNT) de bienestar animal actualizados y aplicarlos con el objetivo de que se eviten sufrimientos innecesarios.
