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Santo Domingo y Cas Metge Rei, dos residencias sin usuarios contagiados

En Santa Maria celebran la inmunización con la coreografía ‘Color esperanza’

Coreografía en Santa Maria.

Las residencias de Baleares han estrenado marzo con su primera jornada sin usuarios con contagio activo por primera vez en seis meses pero en Santa Maria y Pollença encontramos más buenas noticias. Cas Metge Rei y la pollencina Santo Domingo son residencias rara avis ya que más de un año después del primer caso en la isla, pueden celebrar que ninguno de sus usuarios se ha infectado del virus, y todos han recibido las dos dosis de la vacuna.

«Alegra ver que hemos hecho las cosas bien, y a la vez es un estímulo para seguir trabajando con responsabilidad», afirma el gerente del centro de Pollença, Toni Pons. Ese estímulo es necesario, después de ver que cinco usuarios de una residencia de Montuïri dieran positivo habiendo recibido las dos dosis, aunque «estamos más tranquilos, con esto vemos más cerca el final», añade Pere Seguí, responsable del centro de Santa Maria. Los dos gerentes destacan la buena actitud y colaboración que han mostrado los usuarios a lo largo de este año, aunque «siempre hay pequeñas excepciones». «Tienen un poder de adaptación enorme, y quitando dos o tres casos, lo llevan mucho mejor de lo que podría llegar a pensar», declara Seguí.

«Es un estímulo para seguir trabajando con responsabilidad», reconoce el gerente Toni Pons

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En los dos casos ha habido trabajadores que han contraído la enfermedad, pero los protocolos funcionaron y el virus no entró en las residencias. «Sin que ningún usuario estuviera infectado, por el positivo de un trabajador estuvieron los 40 residentes confinados durante diez días, hemos extremado las medidas», recuerda el gerente de Cas Metge Rei.

«Hemos hecho tres grupos burbuja entre los 28 usuarios, según su nivel de dependencia. Han perdido mucha calidad de vida, pero por suerte no tenemos que lamentar nada», explica por su parte el responsable de Santo Domingo. La primera vacunada de Santa Maria fue Joana Mulet, una mujer de 83 años que toda la vida ha vivido en este pueblo del Raiguer. En el caso de Pollença fue Giuseppe Rizzi, de 80 años, «toda una institución en el municipio, una persona muy conocida y carismática», subraya Pons.

La usuaria de Pollença, Magdalena March.

La usuaria de Pollença, Magdalena March.

Tanto Pons como Seguí destacan la tranquilidad que transmite a los residentes la comunicación con la familia, tanto a distancia como presencial, aunque esta última opción esté severamente limitada a la visita de un solo familiar a la semana durante una hora. En Pollença, el centro consensuó con los familiares que en Navidad no hubiera visitas tras el repunte de casos de diciembre, una medida que se eliminó tras la llegada de la vacuna. En Santa Maria, por su parte, optaron por instalar un cristal en la entrada del centro que separa el usuario de su familiar. «Ello nos ha permitido que los allegados de nuestros residentes puedan venir las veces que quieran, e incluso dos personas del mismo núcleo familiar, ya que realmente no entran en el centro», apunta Seguí.

Una preocupación en todas las residencias es la dinamización, el entretenimiento después de meses encerrados en los centros. «Hemos aprovechado las últimas festividades para ambientar la residencia y es importante la gastronomía para suplir la falta de autonomía y celebraciones», afirman desde Santo Domingo. En Cas Metge Rei han celebrado la inmunización de los usuarios con una coreografía de la canción Color esperanza, de Diego Torres.

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