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Entrevista

Bartomeu Garí: «Porreres debía borrar la mancha vergonzosa de la guerra»

«Que nuestro trabajo sirva para recuperar víctimas es emocionante, es el mejor regalo»

Bartomeu Garí.

El investigador e historiador Bartomeu Garí es toda una institución en Porreres, sobre todo en temas relacionados con la represión franquista. Esta semana se ha presentado el balance de la segunda intervención en el cementerio con la recuperación de 44 víctimas, todos hombres de entre 20 y 50 años. Unos trabajos que confirman sus teorías y sus años de investigación. En total, en las dos excavaciones (la primera fue en 2016) se han localizado 93 represaliados en trece fosas.

La cifra documentada históricamente es de 120 personas, se han localizado 93. ¿Contento, imagino?

¡Por supuesto! Hemos dado en la diana. Mi estudio apuntaba que entre enero y abril de 1937 se acercaban a las cien víctimas. Aún tengo esperanzas de la treintena que falta pero es difícil dar una cantidad exacta. Hay muy poca documentación. Las más difíciles de documentar y buscar son las de septiembre, octubre y noviembre del 36, que calculo que son una veintena, y luego están las víctimas de entre octubre del 37 y abril del 38, por lo tanto, sería esta treintena de víctimas la que faltaría. Pero estoy muy satisfecho y muy contento porque el estudio que hice en el mapa de fosas ha dado en la diana. Además, aún queda camino por recorrer a partir de los resultados de estas dos intervenciones. Con estos resultados tan satisfactorios, nos tendremos que plantear hacer más. Ahora es necesario que se lleve a cabo la identificación y se establezca la cronología. A partir de aquí se podrá analizar una nueva intervención. Eso sí, hay que ser prudentes, disfrutar del momento. Estoy totalmente emocionado.

Lástima de no haber localizado a las Rojas del Molinar...

Posiblemente si las enterraron en Porreres, las tiraron en otro punto. Ya sucedió en Son Coletes, en Manacor. Las mujeres no estaban en las mismas líneas de fosas. Me sabe mal que no hayan localizado a las cinco mujeres que salieron de Can Sales el 5 de enero del 37 (Aurora Picornell, Catalina Flaquer, sus hijas Antònia y Maria Pascual Flaquer y Belarmina González). Los historiadores y las instituciones tenemos un deber con lo que sufrieron estas mujeres. Murieron una treintena de mujeres, una cifra muy baja en comparación con los hombres pero la represión que sufrieron fue de una brutalidad excesiva. Hay que seguir investigando porque tenemos una deuda con estas mujeres que murieron. Es una espinita clavada que nos ha quedado. Hay que seguir trabajando para restituir la memoria de estas mujeres.

Las excavaciones son necesarias porque corroboran todo lo que hemos escrito los historiadores

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¿Se abren fosas para cerrar heridas?

Sin ninguna duda eran necesarias estas intervenciones para recuperar a las personas que fueron asesinadas como animales. Devolverlas a la vida de una manera digna porque eran personas dignas que defendieron unos ideales democráticos. Es la primera de las razones y todo el mundo debe estar de acuerdo. Desde el punto de vista de la investigación nos faltaba dar este paso más. Se ha escrito mucho sobre la Guerra Civil, mucho sobre la represión pero las intervenciones arqueológicas eran necesarias porque corroboran todo lo que hemos escrito los historiadores. Ahora nadie puede negar que se hicieron desastres muy importantes. Hay dos puntos, uno porque era necesario para la investigación y otro, sin ninguna duda, es de dignidad de nuestro pueblo. Era necesario que nuestra gente supiera que se eliminaron personas por el simple hecho de que defendían unos ideales democráticos.

¿Cómo vive Porreres las excavaciones en el cementerio?

Desgraciadamente la pandemia las ha marcado. Toda la zona se ha vallado pero las visitas que se han organizado se han llenado. Ha sido diferente a 2016. Fue excepcional. Centenares de personas se acercaban cada día. Yo creo que el pueblo lo necesitaba. No toda la gente pero sí que Porreres en general necesitaba borrar esta mancha vergonzosa de los años de la guerra. Ahora ya no ocurre pero hace años cuando un porrerenc o porrerenca se iba a otro pueblo y decía que era de Porreres, lo relacionaban con la represión. Es una manera de restablecer el pasado oscuro de nuestro pueblo relacionado con la represión. En general creo que la gente está contenta aunque siempre encontrarás gente que está en contra.

Es una manera de reparar el pasado pero aún hay gente en contra de estas excavaciones...

Es que es una manera de desenmascarar, de descubrir lo que hicieron en el 36 y 37 en Porreres. Es un ejemplo de lo que fue esta terrible represión. Es verdad que como consecuencia de esta represión había gente que moría por venganzas pero eran casos muy concretos, había una represión planificada y se debía asesinar a todas aquellas personas que representaban el gobierno del Frente Popular. Estas intervenciones lo han demostrado de una manera extraordinaria.

Después de años y años estudiando la represión, ¿qué supone ver las fosas abiertas con unos resultados tan positivos?

Todos los que hemos estudiado la represión y la Guerra Civil hemos tenido la posibilidad de que nuestros estudios hayan servido para recuperar a estas personas. Hemos recuperado su vida, su trabajo, sus ideales, sus compromisos. El apoyo de sus familias ha sido muy importante. Nos han abierto las puertas y que nuestros trabajos sirvan para recuperar a las víctimas es un motivo de satisfacción, es emocionante y te impulsa a seguir trabajando. Son muchos años. No ha sido un camino de rosas. No ha sido fácil. ¿Qué hubiera pasado si no hubiéramos encontrado a nadie? Porque limpiaron, en otros lugares vaciaron las fosas.

Precisamente el papel de los historiadores es clave. ¿Los resultados satisfactorios de las excavaciones son un auténtico regalo?

Cada uno en su pueblo, el trabajo de investigación ha dado sus resultados. Que una investigación sirva para retornar los restos de los represaliados a sus familias es el mejor regalo de mi vida como investigador. Debemos estar contentos porque no ha sido fácil decir dónde estaban las víctimas de la represión. En Manacor y Porreres había muy poca documentación, se ha tenido que hacer un gran trabajo de buscar testimonios orales.

¿De dónde surge esta pasión por la investigación?

Mi abuelo no fue represaliado, pero estuvo allà enmig. De niño, me contaba estas historias. Nunca las anoté. Trabajo en el aeropuerto pero el interés por la historia siempre lo he tenido. Así, con 30 años empecé Historia. Sebastià Serra ha sido clave en mi investigación pero se puede decir que empezó en el corral des padrí. Ahora la represión en Porreres ya forma parte de mi vida. Mi familia ya me lo dice: «¡Hazte alguna foto que no sea en el cementerio!». Pero las fosas y la represión en Porreres definen mi carrera investigadora. Es parte de mi vida.

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