La procesionaria ya está en el campo, después de eclosionar gracias a las elevadas temperaturas de febrero. Aunque la conselleria de Medio Ambiente acaba de terminar la campaña de control de la plaga en 34 zonas naturales y áreas recreativas de Mallorca y Menorca, y los ayuntamientos de la isla también programan actuaciones anuales, es importante protegerse contra la oruga del pino si vamos de excursión o visitamos zonas naturales de Mallorca en esta época del año.

Las temperaturas primaverales de febrero han hecho eclosionar los bolsones de la procesionaria de las copas y ramas de los pinos, liberando las orugas, muy urticantes al contacto con la piel de las personas, causantes de reacciones alérgicas y de irritaciones en forma de sarpullido o erupción cuello, brazos, piernas y torso, reacciones que puede durar varias semanas y provocar conjuntivitis y en los casos más graves problemas respiratorios.

En realidad, la oruga de la procesionaria no pica, son sus pelillos, llamados tricomas, los que producen una fuerte urticaria al contacto con la piel. En las personas se manifiesta en forma de ronchas y manchas rojizas que pican, pudiendo producir problemas respiratorios en los casos graves. Cuando alguien entra en contacto con la procesionaria, la toca accidentalmente o se le cae encima un gusano o varios al pasar por debajo de un árbol a causa del viento, lo primero que hay que hacer es lavar de forma enérgica con agua y jabón la zona afectada para retirar los tricomas del gusano que puedan quedar en la piel.

Después, se atenderá la zona del contacto dependiendo de la afectación. En los casos leves con una crema corticoide será suficiente. Y si es necesario y el médico lo prescribe se podrá tomar un antihistamínico cada ocho horas. En los episodios más intensos, con síntomas tales como hinchazón o dificultad para respirar será necesario acudir al médico para recibir tratamiento.

El contacto de la oruga de la procesionaria con los perros resulta especialmente peligroso. Los síntomas del contacto con la oruga que los perros pueden manifestar son inflamación del hocico y cabeza, picores intensos en las partes afectadas y abundante salivación. En caso de que se lleguen a comérselas, la ingestión del tóxico que lleva el insecto puede provocar la necrosis de lengua y garganta y a consecuencia de ello, la muerte del animal. En esta época del año es importante vigilar a los perros para que su curiosidad innata no le lleve a entrar en contacto con la procesionaria.