Las modificaciones que ha sufrido el servicio de bus de Transports de les Illes Balears (TIB) han indignado al ayuntamiento de Santanyí, ya que con la nueva adjudicataria se han eliminado paradas, líneas y servicios, lo que ha disparado las quejas vecinales. Y es que Santanyí es uno de los municipios que lleva años reivindicando mejoras, pero la situación ha empeorado en dos de sus trece núcleos: Calonge y Son Moja.

En Calonge, después de eliminarse la parada de la plaza de Sant Miquel, solamente hay una en la calle Castell, donde el bus se ve obligado a maniobrar de forma peligrosa para los ciudadanos ya que el vehículo debe dar marcha atrás con poca o nula visibilidad para llegar a la parada e, incluso, invadir el carril contrario y pasar por un paso de peatones mientras se desplaza marcha atrás. De hecho, la maniobra que realiza el bus podría llegar a ser sancionada por incumplir las normas de circulación. En Son Moja también se ha eliminado la única parada que había y los usuarios deben desplazarse casi un quilómetro por una carretera sin arcenes y con un gran desnivel hasta la de Cala Santanyí.

El aumento de tarifas en algunos trayectos y la mala conexión con el Hospital de Manacor (transbordo en Campos y un viaje de hora y media) son otras de las quejas vecinales. «La situación es insostenible», sentencia la alcaldesa Maria Pons. «Se suponía que el nuevo TIB debía ser toda una revolución para el transporte insular y el resultado ha sido todo lo contrario. Esperamos que en Calonge no ocurra ninguna desgracia y tampoco podemos consentir que el núcleo de Son Moja, aunque sea pequeño, sea maltratado de esta forma».

Así, se presentará una moción en el próximo pleno municipal reclamando una mejora de todas las líneas y frecuencias. También se reclamará que las nuevas tarifas no sean «discriminatorias».