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opinión

Opinión | Chapuzas Sevillano

Operarios del Consell colocan uno de los bloques prefabricados. Joan Mora

Con la que nos está cayendo desde hace meses, hay que tener mucho estómago para no estallar como ciudadanos ante bodrios como los que el conseller insular de Carreteras apadrina en plena Serra de la Tramuntana. Por supuesto, con el silencio cómplice de su jefa Catalina Cladera; a quién le extraña que haya terminado diluyéndose políticamente como sus dos últimos antecesores.

Parecía imposible que este Consell de Mallorca gobernado por la izquierda cometiera semejante atentado paisajístico. Pero sí se puede. El podemita Iván Sevillano no solo está orgulloso de abanderar el destrozo entre Llucmajor y Campos. Ahora saca pecho de levantar marges falsificados a la salida del túnel de Sóller, porque «son más seguros y rápidos, si los hiciéramos tradicionales tardaríamos al menos un mes». Hay que tener desfachatez.

Con el GOB y Tramuntana XXI poniéndose de perfil cuando no va con ellos, suerte tenemos de ARCA, siempre en la lucha de trincheras en pro del interés general.

Patrimonio y la Agencia de disciplina urbanística del Consell persiguen a todos los mallorquines que tocan una teja o ponen una pala de cemento de más en sus propiedades en área protegida. Por contra, su presidenta puede hormigonar impunemente la entrada de Sóller. Cladera ya está tardando en abortar la escuela artesanal con la que calmó hace dos meses el malestar de los margers. En vista de cuál es su prometida apuesta por la piedra en seco, mejor que lo deje todo como está; solo puede empeorarlo.

En su visita de obras el jueves, Iván Sevillano encima se indignó por las críticas recibidas a sus adorados adefesios. «Chapuza», en boca de algún conductor que pasaba por allí, es lo más suave que se puede llamar a esos bloques empedrados. Hasta Vox y PP han tenido que ponerse el traje ecologista. Bravo, Podemos.

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