La gente necesita un pretexto, un lugar de referencia, una oportunidad para evadirse de las limitaciones de la pandemia que no son solo físicas, sino también psicológicas.
Con los bares cerrados, las posibilidades de encuentro muy restringidas y la actividad pública bajo mínimos, algo hay que procurarse para bajar la presión de lo doméstico y laboral, en el supuesto de que uno no esté afectado por la pandemia paralela de los ERTE y los despidos.
Si es así, más motivo aún para la escapada liberadora.
Es de este modo que los lugares más significativos de la Serra, ayudados por los fenómenos climáticos de la época, se han visto castigados por la presión humana. Que el medio ambiente soporte lo que la ciudad y el pueblo no pueden tolerar por motivos sanitarios.
El litoral, como ahora el de Portals Vells y la Torre de Cala Figuera, también se incorpora por obligación a estas vías de escape que no hacen más que trasladar el riesgo de contagio de un sitio a otro con el añadido de hacer pagar las consecuencias al espacio natural. Se tambalea el sentido del equilibrio y el término medio.
