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Lletra menuda | Un juez de paz para el pleito político

Cuando el juez es el problema en vez del camino para hallar la solución, significa que todo está fuera de lugar y que conviene hacer borrón y cuenta nueva para poder dar con la vía de la conciliación y consenso.

En el consistorio de Pollença, ahora mismo, no hay capacidad y solo voluntad parcial para rehacer el embrollo del juez de paz convertido en cargo de conflicto político. Es complicado entrar en mayor contradicción de denominación y cargo. Los antecedentes de actuación municipal y su familiaridad con Tots per Pollença no hacen a Martí Ochogavía el candidato ideal para ser juez de paz, sobre todo cuando había otros trece aspirantes a un puesto que no suele ser tan codiciado. El Tribunal Superior se ve obligado a admitir lo que nunca hubiera deseado tramitar, un recurso de reposición sobre un cargo básico de la justicia de conciliación y convivencia.

Sea cual sea la resolución final, la designación de Ochogavía ya está viciada y manoseada en exceso.

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