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Lletra menuda | Mejores medios, misma necesidad

Mientras llaman la atención con brillo de novedad, la misión a la que se enfrenta la moderna flota del nuevo sistema de transporte público regular por carretera, es la de tapar los socavones y malas huellas. Luego deberá equilibrar, con criterios de realidad, las exageraciones de las autoridades en la inauguración y sobre todo, ajustar precios para dotarlos de atractivo y desvestirlos de descuento perecedero y por tanto engañoso. Solo de este modo el transporte público por carretera podrá congeniar con el tren y reconciliarse con unos pasajeros que lo necesitan de modo vital en esta isla de individualidades congestionadas. La flota de autobuses de línea moderna, acceso consecuente y combustión eficiente, no ha desembarcado en Mallorca para avanzar el futuro, lo hace para saldar deudas de un transporte público con un déficit de servicio social muy superior al económico. Por muy bien que lo hagan, las tres concesionarias y por mucha profesionalidad y seguridad que pongan sobre la carretera, no podrán, todavía, equilibrar la situación. No depende solo de ellas, sino de una Administración y en especial de una clase política, apeada del consenso y la coordinación. Por eso siempre tiene el plan de transporte público de Mallorca en el taller de reparaciones a expensas de que Madrid pague la factura de proyectos teóricos. Sin duda las nuevas flotas de autobuses que han estrenado recorridos con el inicio del año son, en cualquier caso, un avance sobre carencias endémicas. Si ruedan y de ellos solo se saben horarios puntuales podremos hablar de logro, porque en esta isla estamos demasiado acostumbrados, por la fuerza de los hechos, a relacionar buses de transporte público con incidentes y accidentes por encima de toda media.

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