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Los 40 años de una aventura periodística en Capdepera

El grupo original lo formaban vecinos vinculados al mundo cultural y clérigos

Los impulsores del proyecto eran un grupo de amigos de Capdepera.

El 18 de diciembre de 1980, con el advenimiento de la democracia y después de los primeros comicios tras la dictadura de Franco, nace en Capdepera la publicación Capvermell y lo hace de la mano de un grupo de personas con ideas y procedencias muy distintas, entre ellas estaban los clérigos Antoni Garau y Biel Pérez o destacados vecinos del mundo cultural, como Joan Rai, Miquel Flaquer, Jaume Fuster, Joana Colom, Àngel López, Pep Terrassa, Maria Llisa o Llorenç Tous, entre otros. 

 La estima a sus conciudadanos y la ilusión para construir una sociedad mejor motivaron a este grupo de amigos para publicar su revista local. La publicación salió a la calle con la denominación de Capvermell. Se quería un nombre con el que todos se sintieran cómodos y así este topónimo del municipio contentó a los impulsores de la iniciativa. «Era una manera de decir que se estaba más cerca del rojo que del azul», recuerda Antoni Garau. Los comienzos no fueron fáciles para aquel grupo de osados comunicadores. Se pasaban noches recortando y pegando aquellos escritos redactados entre todos con la vieja máquina de escribir Hispano Olivetti, que a la postre evolucionaría a una eléctrica Brother, gentileza del Consistorio. 

Al principio se establecieron roles entre los diferentes componentes, recuerda Biel Pérez, quien rememora cómo Pep Terrassa ofrecía los datos históricos y Joan Rai aportaba narraciones «con sentimiento y mucho sentido». «Luego teníamos la prosa irónica de Miquel Flaquer y la poesía de Jaume Alzina», agrega.

 Detrás de aquellos pioneros, había una red de colaboradores, que aportaba noticias, hacía críticas, difundía la revista o colaboraba de la manera que podía. La revista imprimía en el convento de Petra, gracias a la ayuda del hermano Salustiano Vicedo. Luego, había que llevarla a Cala Rajada. Algunas veces lo hacía Tomeu Puig, un empleado de GESA que por su trabajo se desplazaba por diferentes pueblos. El grupo inicial de Capvermell era muy consciente de que se debía a los lectores. «Ésa era la única fuente de ingresos y la que daba sentido a nuestro trabajo», comenta Pep Terrassa. En general, la publicación fue acogida con expectación y simpatía. 

En el tema de la lengua, todos coincidieron que tenía que ser la catalana. En un principio, los editoriales, las noticias o las secciones fijas se escribían en lengua catalana, mientras que también se respetaban las colaboraciones que llegaban en castellano. «Optar por escribir en una lengua que había estado proscrita durante la dictadura franquista no era fácil», indica Pep Terrassa, quien cuenta una anécdota al respecto. «En el momento de redactar el primer artículo en catalán para Capvermell, todo fueron problemas, tantos que acabé pasándome al castellano, y así salió. Después de explicárselo a Biel Pérez se comprometió a corregir mis aportaciones y, a partir de entonces, siempre fueron en catalán». La revista fue creciendo en lectores y anunciantes, pero llegó el día en que editar en papel escribiendo con la viejas máquinas cada vez se hacía más complicado, hasta el punto de que en 1991 llegó a salir una contraportada con una célebre esquela que rezaba: «Hasta aquí hemos llegado». Pero esto, finalmente, no fue así. La incorporación de gente nueva y la posibilidad de imprimir en offset con un ordenador permitieron que la revista saliera adelante con el cambio de metodología de trabajo. 

Aunque no era fácil, ya que la publicación ha subsistido siempre de la publicidad de anunciantes y la pequeña colaboración institucional por parte del Consistorio. Pero la publicación local siguió adelante y con la llegada del nuevo siglo se crearon los premios Cap vermell, para galardonar a entidades y personas del pueblo, lo cual aún acerca más la revista a los ciudadanos de a pie. En 2007, dio un paso más y, cuando nadie creía que una revista tuviera futuro en internet, ellos apostaron por crear su página web y hacer la revista en versión digital, reduciendo el papel a un anuario que sale a principios del año coincidiendo con la entrega de los premios. 

Durante estos años, la revista también ha publicado 33 libros, muchos de ellos en esta última etapa, mientras ocho están a la espera de su publicación; libros de autores locales o vinculados con la historia del municipio gabellí. Apostar por las nuevas tecnologías en 2007 no fue nada fácil, pero se convirtieron en pioneros y triunfadores de las modernas comunicaciones que tienen en internet y redes sociales el actual éxito. Capvermell,a principios de este siglo, se adentró asimismo en el universo radiofónico. Durante unos años, realizó un programa en la radio municipal (El cafè dels dissabtes). 

En estos 40 años, se han ido añadiendo muchos colaboradores a aquellos pioneros de principios de los ochenta, como Paco Galian, Pere Cortada, Xisco Campins, Biel Mir, Joan Calvalgante o Marta Peseach, entre otros muchos. Capvermell cuenta hoy con una audiencia fiel, pero, como le pasa a muchos medios de comunicación local, la falta de relevo generacional hace más difícil desarrollar su labor. De momento, sin embargo, la nueva generación de la revista sigue adelante con el proyecto periodístico con mucho éxito y ganas de crecer en el futuro.

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