La tranquilidad que se vive en Galilea se ha visto interrumpida por el cerramiento que ha instalado el ajuntament en el mirador de ses Timbes, en la plaça Pius XII. Muchos vecinos han manifestado su malestar por eliminar el espacio destinado a sentarse ante la colocación de una barrera para evitar caídas.

Ahora bien, la polémica empezó hace aproximadamente dos meses, cuando el consistorio sustituyó las baldas existentes de madera por una infraestructura nueva de hierro de más altura, con la que se eliminaba parte de la vista panorámica del mirador. La intervención se paró a raíz de las críticas vecinales, pero ahora el ajuntament ha instalado la barandilla delante del pedrís y ha mantenido parte de la estructura anterior.

En la imagen se pueden observar las dos infraestructuras que el consistorio ha colocado en tan solo dos meses.

Adaptación a la normativa

Antoni Marí, alcalde de Puigpunyent, explica que el aumento de la altura de la barandilla se debe a la normativa actual y que tiene como fin evitar caídas en el foso: «Es una decisión técnica, pero si no va bien, no tenemos miedo en rectificar todas las veces que sean necesarias», apunta Marí. El alcalde explica que el cambio de infraestructura está incluido en la reciente remodelación de la plaza: «Es un proyecto del anterior equipo de gobierno, que dejó solo 400 euros para esta cuestión, nosotros hemos dado coherencia a este proyecto, alargando el empedrado y tapando los bloques de cemento», afirma. También apunta que instalarán jardineras en esta zona y nuevos bancos para contemplar el horizonte.

Falta de previsión

Los vecinos se quejan no solo de falta de previsión, sino también de malgastar dinero público. De hecho, otra intervención que no gustó fue el reciente cambio de la iluminación de la plaza con farolas nuevas de estilo isabelino, totalmente opuestas a la estética tradicional del pueblo, y que por malestar general tuvieron que cambiarse.

«Parece que improvisan y que nunca han venido a contemplar la vista desde aquí», apunta un vecino. Otro remarca su incredulidad ante los hechos «es un desastre panorámico», mientras que otros afirman no entender «por qué lo cambian con lo bonito que era y, si tienen que cambiarlo por normativa, ¿por qué no lo hacen en Puigpunyent, en el Pont de sa Riera?». También se oyen voces que avisan que si ponen jardineras, las plantas que crezcan taparán parte de la vista e, incluso, lo comparan con el Mirador ses Barques (Sóller), donde no se ha eliminado el espacio destinado al descanso y mantiene una estética acorde al paisaje.

Pese ello, al ser un bien catalogado y, por tanto, protegido, el departamento de Patrimonio del Consell de Mallorca será el órgano competente para avalar, o no, las intervenciones que está realizando el Ayuntamiento en este espacio cargado de encanto.