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Jaume Capó Borràs: «En zapatería hay que especializarse, adaptarse y reinventarse»

Es el único zapatero de Balears especializado en la fabricación de zapatos ortopédicos «Nunca hay que dejar de aprender. Nosotros mezclamos tradición con modernidad»

El zapatero ‘alaroner’ Jaume Capó. Roberta de Nicola

Zapatero. Hace más de quince años que ejerce esta profesión en su taller Es Sabater en la calle Ticià de Palma. Apasionado de su trabajo, se siente orgulloso de ser el único zapatero que queda en Alaró. Cuenta, además, que en esta profesión hay que «buscar nuevos retos para dar soluciones al cliente»

Hijo y nieto de zapateros. ¿Cómo se inició su familia en el oficio?

Es una tradición que existe en nuestra familia desde el año 1908. Los abuelos de mi padre se dedicaban a la fabricación de calzado artesanal. Mi abuelo y su hermano, artanencs se trasladaron a vivir a Alaró para trabajar como zapateros. Mi padre, que también siguió la tradición dedicó su vida al calzado. Abrió una tienda de venta de calzado en Palma y se especializó en calzado ortopédico, un mundo totalmente desconocido para él. Fabricó durante años cientos de pares de calzado ortopédicos y se convirtió en un pionero en fabricación y reparación de calzado. 

¿De ahí nació su interés por los zapatos? ¿Cómo fueron sus inicios y el proceso de aprendizaje? 

Sí y no. En casa había vivido entre las pieles, hormas, maquinaria... pero no tenía pensado trabajar en esta profesión. Empecé casi forzado puesto que mi hermano decidió estudiar y, por razones más que lógicas, tuve que ayudar a mi padre. El aprendizaje que recibí me despertó las ganas conocer el mundo del calzado ortopédico. Y así lo hice; me matriculé en ortopedia a distancia en Málaga para poder combinar trabajo y estudios. Ahora ya puedo contrastar temas con otros ortopedas y médicos. Actualmente soy técnico ortopédico con la licencia para fabricarlo. 

Alaró se caracterizó como pueblo ‘sabater’ y ahora solo queda usted…

Las crisis fueron letales para las fábricas de calzado. En Alaró había una gran cantidad de fábricas y de repente todas desaparecieron. Algunos reparaban calzado para sus vecinos y muchas mujeres hacían algún remiendo de piel con máquinas de cortes. Hoy en día soy el único de la localidad que se dedica a ello, me siento muy afortunado.

¿Qué tipo de calzado fabrican? 

Nuestro principal trabajo y del que nos hemos especializado al 100% es la fabricación de zapatos ortopédicos a medida, de hecho, somos los únicos de Balears. Esto ha sido gracias a los avances sanitarios. Además, mi hobby es el deporte de montaña. Un día cambié una suela de unos zapatos de trail, ahí empecé a indagar y a formarme sobre este material y sin darme cuenta se convirtió en la principal demanda del negocio y mi principal fuente de ingresos. Es un mundo en el que me he metido de lleno y gracias al amplio abanico de posibilidades en primeras marcas puedo ofrecer al senderista lo que más le convenga. Otro de los sectores en los que hace años que también estamos metidos es la hípica, la escalada, el barranquismo e incluso el motociclismo. Sin olvidarnos nunca del zapato clásico.

¿Cómo es el proceso de fabricación de un calzado ortopédico?

Hay que plasmar en una horma estándar las medidas y las deformidades de cada pie, diseñar sobre la horma el modelo que más convenga según el rango de movilidad y la afectación de éste, sacar el patrón, cortar a mano las piezas en piel y, por último, el montaje a mano. Al tratarse de un producto ortopédico su finalidad no será la estética sino su capacidad para favorecer a la posibilidad de calzarse y caminar.

Recurren a las técnicas tradicionales de la profesión. ¿Existe cierta evolución?

Cuando fabricas calzado ortopédico a medida no te queda más remedio. En las reparaciones han cambiado mucho estas técnicas. Pocas son ya las herramientas antiguas que usamos, solo en ocasiones especiales y donde marca la identidad del zapatero en el resultado. Cuando empecé en el taller había cinco máquinas. Ahora lo tienes todo en una.

Así que las modas han afectado a este tipo de mercado…

No solo las modas. Sino la tecnología. Antes la gente vestía de etiqueta. Había muchos bancos de crédito y empresas. Los sastres y reparadores nos hemos visto afectados en este sentido. El que iba al banco salía para limpiarse el calzado, cambiar los cordones y dejar los de repuesto para una puesta a punto. Podrías lograr que un zapato estropeado pareciera recién salido de la tienda. Pero bueno, los tiempos han cambiado y no hay que mirar atrás, debemos adaptarnos y nunca dejar de aprender. Nosotros mezclamos tradición con modernidad.

El trabajo artesanal es un valor añadido a un objeto...

El trabajo artesanal es y será siempre un valor añadido. Trabajar de manera artesanal no es una labor sencilla puesto que un solo error puede tirar atrás horas de trabajo y dedicación. Debe ser minucioso y sobretodo tener clara la técnica que se va a utilizar. 

 ¿Se puede vivir de la profesión? 

Sí, pero no hay duda de que uno debe especializarse, adaptarse y reinventarse. No se puede vivir de tapas y suelas. Se deben buscar nuevos retos puesto que esta es la única manera de poder dar una solución al cliente.

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