El núcleo urbano de Manacor amaneció ayer cerrado a cal y canto, aunque la actividad de los vecinos no cesó. Leo Nogales y Elisabeth Pérez, dos amigas residentes en Manacor, quedaron por la mañana "para tomar algo" después de estar más de un mes sin verse. "Encuentro una incongruencia que todo esté abierto en Manacor pero estemos confinados", asegura Nogales, quien critica la "falta información" por parte de las administraciones públicas. "No puede ser que pensáramos que estábamos bien y de repente nos confinen", continuó, al tiempo que espetó: "Nosotros confinados, pero Armengol que se siga yendo de fiesta".

Ambas 'manacorinas' lamentaron que los políticos y los funcionarios se hayan ido de vacaciones este verano: "Que se vayan cuando todo esto acabe". A unos metros de su mesa se encontraban Maria Antònia Jaume y Joan Martí, quienes quedaron para "hacer el café". Consideran que "no ha quedado otro remedio" para frenar la ola de contagios que establecer el confinamiento. "Ahora nos tenemos que poner las pilas", comenta Martí. Por su parte, Jaume se mostró más crítica: "Y qué vamos a aclarar con unos días de confinamiento si cuando nos suelten estaremos igual". En palabras de estos dos 'manacorins', el origen del problema es la falta de conciencia social. "No sé qué hemos hecho con la juventud, pero la epidemia somos nosotros. No hay respeto".

Según Jaume, la solución pasa por poner sanciones. "Pero sanciones grandes", apostilla. Y también "dedicar nuestros esfuerzos en educar mejor a los más pequeños".

Poca actividad policial se vio en la plaça de sa Bassa a media mañana. Sin embargo, las terrazas de los bares estaban casi llenas. "De momento no me he encontrado a ningún agente", aseguró Jéssica Alonso. Ella es de Porto Cristo y ha accedido al núcleo urbano sin pasar ningún control. "Me ha parecido raro, pero supongo que será porque es el primer día", afirmó. Francisca Llull, por su parte, destacó que lo único "diferente" de la jornada de este jueves es que "hay muchos aparcamientos". "No he tenido que dar tantas vueltas como otros días", dijo entre risas.

Sin incidencias a la vista

El balance de la jornada al cierre de esta edición fue positivo: sin incidencias a la vista. Desde las 00.00 horas del jueves, cuerpos de seguridad patrullaron y controlaron los accesos a Manacor para velar por el cumplimiento de las nuevas restricciones, que limitan los movimientos de entrada y salida al núcleo urbano. Durante el día de ayer, los agentes informaron a los conductores de las nuevas restricciones, sin levantar ningún acta de sanción. «Hoy [por ayer], al ser el primer día, solo informamos», aseguró un policía, que añadió que el 80% de las personas que paró disponía del papel que justificaba su desplazamiento. "La mayoría son personas que van o salen de trabajar", indicó.

El guión siempre era el mismo: "Alto", "¿adónde se dirige?", "documentación, por favor", "puede continuar". En la mayoría de casos, se trataba de personas que se movilizan para ir a trabajar, al médico o llevar a sus hijos a la escuela.

Eso sí, se registraron retenciones a primera hora de la mañana y a última de la tarde. El resto del día, «todo ha fluido, la gente está bien informada». Así, el primer día de cierre perimetral de Manacor transcurrió con normalidad, aunque cabe destacar una última curiosidad: la oficina de empadronamiento se colapsó en varias ocasiones. Al parecer, personas empadronadas en Manacor, pero que viven en fora vila u otras localidades quisieron cambiar su domicilio para evitar problemas. "Y ahora s’Illot parece estar en agosto con tantos manacorins por sus calles", fue uno de los comentarios.