Y los rumores se confirmaron. Manacor descorchó la semana con la posibilidad de un confinamiento. El número de contagiados se disparó y el lunes ya sumaban 184. Además, el Hospital pedía medidas «drásticas» al Govern y el Ayuntamiento reclamaba «seny» a los ciudadanos. Con unos datos más que preocupantes, se puede decir que manacorins y manacorines ya se autoconfinaron. Este martes por la mañana, la tranquilidad reinaba en las calles de la capital del Llevant. Por la tarde, ya con el anuncio oficial del confinamiento, el ritmo habitual se había frenado en seco. «Hace días que las calles están muy tranquilas pero este martes por la mañana ya se ha notado que la gente ha dejado de circular», explica Joana Amer de Can Garanya que puntualiza que por la tarde se percibía aún más el parón tras el anuncio de confinar el núcleo de Manacor por parte de la consellera Patricia Gómez y la rueda de prensa del alcalde Miquel Oliver. «La gente se ha quedado en casa».

Una realidad que confirma Antonio Fullana, uno de los propietarios del bar Mingo. «Estos meses que hemos ido funcionando con la mitad del personal, llenábamos y trabajábamos pero este martes ya se ha notado una bajada. A media mañana han empezado a decir que confinarían Manacor y la clientela ha bajado en picado. Al mediodía no se ha servido ni un 20% de un día habitual», desgrana Fullana.

Antonio Fullana, en el bar Mingo.

«Si solo podemos hacer la mitad del aforo de la terraza, ya iría bien tener gente para llegar este 50% pero visto lo visto, lo dudo», lamenta. «Se nota que la noticia ha corrido como la pólvora porque este martes que aún podemos servir en el interior, tenemos dos mesas. Será nefasto», lamenta tras exponer las dudas laborales que plantea este confinamiento. Con la mitad de la plantilla en ERTE, es consciente de que un 25% de la plantilla será suficiente para atender la terraza.

Joana Amer, en Can Garanya.

«Tenemos que acatar lo que nos dicen. Nos ha pillado medio por sorpresa, sobre todo, a los negocios porque este confinamiento tendrá sus consecuencias. No nos queda otra que atender lo que dictan las autoridades sanitarias y tener mucha, mucha paciencia», afirma resignada Amer.

«Ojalá estas restricciones sirvan para algo y que solo sean 15 días», era uno de los deseos de muchos manacorins y manacorines que esperaban con ansias «el decreto» para conocer la letra pequeña de las restricciones ya que las dudas generadas, sobre todo, entre los mayores eran muchas. «¿Podré ir a fora vila?» o «¿si uno vive en las afueras, podremos venir a comprar o nos tendremos que ir a otro municipio?» eran algunas de las cuestiones planteadas. «Se necesita información, una información que se entienda», reclama Bàrbara Llinàs. «Si son 15 días, no pasa nada. Todo sea para bajar la incidencia», admite el joven Marcos López mientras que Elia Riera ve con buenos ojos las restricciones aunque le plantean muchas dudas. «Si sirve para bajar la curva, bienvenido sea pero tal vez hubiera sido más lógico aplicar un confinamiento más estricto ya que realmente dentro de Manacor uno podrá hacer vida normal», opina Maria Antònia Barragán.

Dos jóvenes, en la plaza Ramon Llull.

Y el sector cultural agradece las palabras del alcalde de que «la cultura es segura». Así, Joan Gomila explica que la sala La Fornal apoya las decisiones de las autoridades sanitarias para minimizar los efectos de la pandemia. La sala mantiene sus actividades profesionales como las funciones de L’home del vol vertical. Eso sí, las personas de otros pueblos con entrada podrán cambiarla. «Lo importante es no perder el hábito de la cultura».

Poca afluencia en los bares de sa Bassa.