El incendio que arrasó más de 430 hectáreas del parque natural de s'Albufera se dio por extinguido el pasado domingo. La inmensa parte de la superficie quemada corresponde al característico cañizo del humedal, que según los expertos tiene una importancia básica en el ecosistema del parque natural, ya que entre las cañas vive una gran diversidad de invertebrados e insectos que constituyen la base de la alimentación de diversas aves en peligro de extinción cuya presencia en s'Albufera es fundamental.

A pesar de que el panorama es desolador, con un paisaje totalmente transformado, la vida ha vuelto a abrirse paso entre el cañizo calcinado. El parque natural difundió el pasado martes, solo dos días después de la extinción de las llamas, una fotografía cargada de simbolismo, obra del fotógrafo Miquel Àngel Dora, en la que puede apreciarse un ejemplar de 'coablanca' (oenanthe oenanthe) que descansa sobre una de las cañas quemadas, como sin nada hubiera pasado.

El titular de la información difundida por s'Albufera en las redes sociales era: "Hay vida después de las llamas". Un mensaje cargado de optimismo después de un fin de semana lleno de angustia.