Pau Vives, es un joven gabellí, cuya pasión son los dimonis. De hecho, durante los festejos de Sant Antoni se mete en la piel de las infernales figuras y también es uno de los dimonis de foc de Sa Solera Gabellina. Desde hace cuatro años, sin dejar de lado el inframundo, ha optado por su otra gran pasión: la agricultura. Desde muy pequeño acudía al campo con su abuelo, pero con el boom turístico, recuerda, el campo se abandonó y la finca de su abuelo no fue una excepción. 

Estudió de mecánico y trabajaba en el bar familiar, pero en ningún momento dejó de hacer sus pinitos en el campo. Al ver su pasión por la agricultura, su padre le animó a dedicarse profesionalmente a ello. No lo dudó. Se dio de alta como joven agricultor y empezó a arreglar la finca de su abuelo de unos 30.000 metros cuadrados y empezó a cultivarla.

Ahora cultiva productos de temporada, verduras, hortalizas, frutas, cereal... Todo como productor ecológico. Vives defiende que la agricultura ecológica es lo que actualmente demanda la gente. “De cada vez hay más demanda porque en las grandes explotaciones se usan mucho productos fitosanitarios, que no ayudan a la salud de quien los consume”, argumenta. Además, añade, los productos duran más tiempo, incluso sin poner en la nevera, sin fastidiarse. Su teoría es que en la agricultura ecológica solo se usan los remedios naturales que siempre han existido y esto permite tener un producto más sabroso y duradero. 

Venta directa

Su producción ha ido creciendo cada año y la salida, explica, la encuentra en comercios, restaurantes y bares del municipio, que adquieren su producto, aunque a principios de este año puso en funcionamiento la tienda de venda directa s’hort de Can Llisa, que se encuentra en la misma finca, en la carretera de Sa Mesquida.

La Covid-19, puntualiza, ha provocado una bajada en las ventas a locales comerciales, en cambio, ha notado una subida en la venta a particulares a través de su tienda, donde diariamente de 8 a 13 horas, con la ayuda de su pareja, Maria, despacha el producto. Por la tarde es el turno de la recogida de algarroba en la fincas que alquila para la explotación agraria. “Ahora, con los precios actuales, se le hace más llevadera esta labor, ya que el precio en pocos años ha llegado a triplicarse”, confiesa. 

“El futuro de la producción agraria está en volver a las antiguas maneras con las herramientas modernas”

Actualmente este agricultor se halla inmerso en la instalación de un invernadero de unos 1.500 metros cuadrados, que destinará a la producción de hortaliza, mayoritariamente tomates. Quiere aumentar las posibilidades de producción en época invernal, ya que con la llegada del frío se reduce considerablemente. 

El futuro de la producción agraria, razona, está en volver a las antiguas maneras, con las modernas herramientas, que ayudan a la siembra y al riego, ahorrando agua y aumentado la productividad. Pero, defiende, “tampoco se pueden perder las viejas maneras y costumbres, las que usaban los abuelos”. En este sentido, siempre que puede recoge información de estos viejos agricultores, es decir, cómo hacer planteles o cómo elegir y guardar las mejores semillas.

Y si uno le pregunta si es rentable el campo, no duda en asegurar que “con mucho trabajo, se puede llegar a subsistir”. Asimismo mantiene que es otra salida al turismo para poder subsistir en la economía de nuestra isla. 

Así, Pau Vives tiene claro que seguirá ganándose la vida en el campo y, sin parar, empieza a preparar la siembra de los primeros calçots, que se consumirán en pleno mes de febrero.