Alaró está a punto de iniciar la segunda fase de recuperación del yacimiento arqueológico de Sa Bastida, considerado como el castillo más antiguo de la localidad, después de que la dirección general de Espacios Naturales y Biodiversidad haya autorizado al ayuntamiento alaroner la puesta en marcha del nuevo proyecto. Se calcula que el castillo de Sa Bastida estuvo activo entre los siglos IV y VII después de Cristo.

El proyecto arqueológico de Sa Bastida empezó a estudiarse por el arqueólogo Biel Llodrà y la asociación cultural Al Rum durante el año 2017. Un proyecto muy importante, puesto que Alaró ya cuenta con dos castillos roqueros.

En septiembre de 2018 se entregó un proyecto con el convenio firmado con la propietaria para poder iniciar el trabajo de limpieza de los diferentes sectores. En la primera campaña se descubrieron cien metros de muralla, siete aljibes y numerosas viviendas. Se llevó a cabo en verano de 2019 con un éxito importante y, en estos momentos, se está iniciando la segunda.

Se pretende así mejorar la accesibilidad del yacimiento y la protección de todas las estructuras que, según parece, son más antiguas que las del Castillo de Alaró, la fortaleza más conocida del municipio. Antes del inicio de las campañas, Al Rum promovió visitas guiadas al yacimiento para enseñar a la localidad su patrimonio.

En este sentido, Aina Sastre, portavoz de Més per Alaró, afirma que "nos encontramos cara a cara con la antigüedad tardía de nuestro municipio, anterior al Castillo de Alaró, y nos puede revelar parte de la historia de nuestra localidad aún desconocida". La regidora añade que "pocas localidades del Mediterráneo disponen de dos castillos roqueros, y eso nos tiene que hacer reflexionar y pensar qué pasó, por lo que es de vital importancia seguir trabajando de la mano del Consell de Mallorca, institución que aporta la financiación principal del proyecto a través de la línea de subvenciones".

Aljibes

El conjunto se encuentra a unos 250 metros de la caudalosa fuente de sa Bastida. A algo más de distancia, y con un acantilado entre medias, está la de ses Artigues. Pese a la abundante presencia de agua, los impulsores de la fortificación construyeron al menos siete aljibes -varios de ellos conectados entre sí- para garantizar el suministro de agua en caso de asedio.

También se ha detectado un número indeterminado de edificios dedicados a vivienda. Los trabajos futuros determinarán si se trata de habitáculos para los defensores de la fortificación o nos encontramos ante una ciudad con sus templos y sus casas señoriales.

El hallazgo de materiales repetidos en sa Bastida y el Castell permite deducir que existió un periodo de coexistencia entre las dos fortificaciones. Se trata de ánforas, tejas y cerámicas, algunas de las cuales ya fueron descritas por el arqueólogo Javier Aramburu, quien en 2002 puso el foco sobre la importancia de este yacimiento más desconocido.