El coronavirus ha tenido un efecto colateral en la maquinaria de servicios de recogida de basura y depuración de aguas de Calvià, municipio acostumbrado a funcionar al máximo de revoluciones con la llegada de una población flotante que multiplica la habitual. El exiguo turismo que ha llegado en el verano de la pandemia no sólo se rastrea en los índices de ocupación hotelera o en los tristes balances de la oferta complementaria. Se observa también en el significativo descenso de la producción de residuos y consumo de agua.

Así lo ponen de manifiesto las estadísticas que maneja la empresa municipal Calvià 2000, que evidencian una significativa caída en la recogida de las distintas fracciones de residuos, que han llegado a bajar hasta casi un 70%.

Éste es el caso del vidrio. Desde el inicio de la pandemia, se han recogido 569 toneladas, nada que ver con las casi 1.815 toneladas que se recogieron en el mismo periodo del año anterior, prácticamente el triple. La disminución es notoria en el mes de julio: de las 545 toneladas que se retiraron en 2019 a las apenas 220 toneladas de este año.

Cierre de locales

No hay que olvidar que la noche calvianera se ha quedado este año prácticamente 'seca'. Ésta ha sido la temporada del cierre prácticamente completo de los locales de ocio, un motor de producción de este tipo de envases. Conocidas arterias del municipio como Punta Ballena, que cerró el Govern este verano, eran conocidas como la milla de oro de los grandes compañías distribuidoras de bebidas.

La misma ecuación se aplica a la fracción formada por el papel y el cartón. Su disminución es notable en este verano de casi cero actividad turística. Si en 2019 se recogieron 1.460 toneladas entre marzo y julio, esa cifra se queda ahora en menos de la mitad: 651 toneladas, según la información proporcionada por la empresa municipal Calvià 2000.

El volumen de agua tratada por las estaciones depuradas de Calvià constituye asimismo otro buen indicador para hacerse una idea de hasta qué punto este año la maquinaria de servicios del municipio ha bajado el pistón por la caída de la actividad económica.

Si se toma como referencia la EDAR de Santa Ponça, que maneja el volumen más importante en el término ya que allí confluyen las aguas residuales de Santa Ponça (el núcleo más poblado), Palmanova, Magaluf, El Toro, Son Ferrer y parte de Costa de la Calma, los resultados son reveladores.

El pico de la temporada

En el mes de julio, lo que otros años sería el pico de la temporada turística, pasaron por sus instalaciones 347.983 metros cúbicos de agua, una media de 11.225 al día. Nada que ver con el mismo mes de 2019. En julio del año pasado, el volumen mensual acumulado se acercó a los 600.000, con una media diaria de 19.107.

Si el análisis se detiene en otras instalaciones de depuración, las conclusiones son parecidas. En la de Peguera, por ejemplo, el mes pasado se trataron 52.300 metros cúbicos de agua (1.686 al día), en contraste con los 111.791 del año anterior.

Punta Ballena

El año pasado, Calvià 2000 y la Policía Local lanzaron una campaña para evitar la suciedad producida por los clientes de los locales de comida rápida en Magaluf. Antes de la covid-19, la noche de esta localidad, y especialmente Punta Ballena, generaba una abundante cantidad de residuos. De hecho, en veranos anteriores, se destinaba un equipo de 20 operarios para limpiar el entorno de esta arteria, donde se llegaban a recoger una media de 500 kilos de residuos todos los días de la temporada alta.