Lletra menuda
El conflicto de los cargos de concordia
Llorenç Riera
Un juez de paz, por naturaleza y definición, debe ser una persona de peso humano y social, adicta al interés general, entregada a las leyes y predispuesta a la mediación, una práctica sana que la Justicia, siempre colapsada, intenta potenciar ahora.
Al juez local le corresponde aplicar el sentido común y actuar por delegación de instancias superiores. Pero resulta que a estos cargos, en principio de buena voluntad y altruismo, los eligen los ayuntamientos y el Tribunal Superior se limita a refrendarlos. A partir de ahí, queda abierta la vía del vicio político porque, en las casas consistoriales, acostumbra a pesar más la influencia de partido que el sentido institucional y la separación de poderes. Ahora ocurre en Pollença, pero los casos de manoseo político de los jueces de paz ya dan para completar una colección en Mallorca.
Así las cosas, no extraña que el ministerio de Justicia no sepa muy bien qué hacer con ellos y se plantee su desaparición. Es una lástima porque no es menos cierto que también hay personas que ejercen el cargo de manera abnegada y sin mayor horizonte que el de servir al bien común.
Suscríbete para seguir leyendo
- El Ayuntamiento, “indignado” con la llegada de los primeros usuarios al nuevo centro de menores migrantes de Calvià vila
- Bernat Fiol, portavoz de Gadma: «Nunca habíamos visto tanta suciedad como ahora en Mallorca»
- La Audiencia confirma el desalojo de unos okupas de una VPO de Son Ferrer que es propiedad del Ayuntamiento de Calvià
- La insospechada relación entre Trump y Magaluf
- Fin a las listas de espera en la ITV de Mallorca: Las inspecciones incrementarán un 35% este 2025
- Las familias de los ancianos de la residencia de Muro se los llevan por la mala asistencia
- Guía para no perderse los actos imprescindibles de la 'revetla' de Sant Antoni en los pueblos de Mallorca
- Sant Antoni 2025: La masificación del ensayo de los 'Goigs' en la plaza de la Concòrdia de Manacor obliga a controlar el aforo