Un hombre de 55 años murió ayer por la mañana en Algaida al caerle en el tórax una viga de hormigón de seis metros cuando se encontraba haciendo trabajos en su finca particular. La víctima mortal se encontraba en compañía de un amigo, que resultó herido leve.

Los hechos tuvieron lugar sobre las ocho y media de la mañana de ayer en una finca situada en el Camí de na Bubota, en el término municipal de Algaida. Al parecer, el dueño de este propiedad, de 55 años, se disponía a hacer unas obras en la parcela en compañía de un amigo.

Uno de los aspectos más delicados de los trabajos que iban a abordar era la colocación de unas vigas de hormigón de una longitud de unos seis metros. Al parecer, este pesado elemento de construcción se deslizó con el infortunio de que golpeó de lleno en el pecho del propietario.

El testigo del accidente avisó de inmediato a los servicios de emergencia y un dispositivo especial se movilizó hasta la finca de Algaida donde había tenido lugar el trágico incidente. En primer lugar las asistencias sanitarias del Ib-salut desplazaron hasta el Camí de na Bubota a una UVI móvil y a una ambulancia convencional.

Los facultativos no pudieron hacer nada por la vida de la víctima. El fuerte impacto contra el pecho del dueño de la finca de la pesada viga de hormigón de seis metros de largo le causó la muerte en el acto. El personal sanitario solo pudo certificar su defunción.

En cambio, el amigo del fallecido tan solo presentaba lesiones de carácter leve. El afectado fue trasladado en ambulancia hasta el hospital Son Llàtzer, donde fue atendido.

Investigación

A continuación, agentes de la Guardia Civil acudieron también a la finca del Camí de na Bubota de Algaida. Los efectivos del instituto armado abrieron una investigación para tratar de esclarecer cómo se habían producido los hechos. En un principio se sospechó que podría tratarse de un accidente laboral. No obstante, al constatar que el fallecido era el dueño de la finca y estaba haciendo unas reformas se descartó esta hipótesis inicial.

Las pesquisas determinaron que se había tratado meramente de un accidente doméstico, sin connotación laboral alguna. Eso sí, con unas consecuencias extremadamente trágicas. El propietario falleció después de que a su amigo se le escurriera la viga de hormigón de seis metros, que trataban de colocar en la finca, y esta le impactara contra el pecho. El fallecimiento fue comunicado al juzgado de guardia de Palma y el juez ordenó el levantamiento del cadáver.