Al igual que la mayoría de establecimientos de alojamiento turístico de la isla, la hospedería del santuario de Lluc también padece de forma importante las consecuencias de la actual crisis. Durante el presente mes de julio, la ocupación apenas alcanza el veinte por ciento, unos datos que están muy por debajo de los habituales a estas alturas de la temporada turística. De hecho, en julio del pasado año 2019, entre un 51 y un 52 por ciento de las camas disponibles en la hospedería del complejo religioso de la Serra estaban ocupadas, a pesar de que Llucy siempre se ha beneficiado más de los visitantes invernales.

El gerente del santuario de Lluc, Sebastià Sureda, explica que en su gran mayoría, "un 99,9 por ciento del total", los clientes hospedados en las dependencias del complejo son mallorquines. Y es que los escasos turistas que han llegado a la isla todavía no se han dejado ver por el centro espiritual, que permanece insólitamente tranquilo a estas alturas del verano.

Una prueba de ello es la escasa presencia de autocares turísticos que suben hasta el santuario. "Durante los veranos, es habitual que haya mucho tráfico de coches de alquiler y sobre todo de autocares turísticos, cosa que este año no ocurre", explica Sureda. De hecho, el pasado jueves llegó el primer autocar de turistas para visitar las instalaciones del complejo, cuando en un día normal de verano lo habitual es que accedan al aparcamiento de Lluc entre 25 y 30 autocares repletos de turistas extranjeros.

Asimismo, también se ha constatado que desde que se abrió el aeropuerto de Palma empieza a haber un goteo de turistas que llegan en coches de alquiler, aunque de momento "solo suben entre tres y cuatro coches diarios", señala el gerente.

ERTE hasta septiembre

Esta situación dificulta la remontada económica del santuario de la Serra, que el pasado día 19 de marzo tuvo que acogerse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afectó a los 50 trabajadores del santuario y que en la actualidad sigue vigente, según apunta el gerente Sebastià Sureda.

En principio, el ERTE está prorrogado hasta el próximo mes de septiembre. No obstante, el santuario ha ido incorporando a determinados trabajadores a media jornada en las últimas semanas, en función de las necesidades que van surgiendo.

Así, se han incorporado dos personas a la recepción del santuario y otros dos trabajadores al departamento de limpieza, además de otro empleado que se encarga de hacer mantenimiento. Todos ellos trabajan en un régimen de media jornada. Sin embargo, el gerente destaca que todavía "se está lejos" de recuperar la normalidad.

La ausencia de visitantes es un duro golpe para la economía del santuario de Lluc. Un ejemplo de la falta de público está en la tienda de recuerdos ubicada en la explanada, que en la actualidad solo abre cuatro horas en domingo y otras dos horas en sábado, cuando habitualmente estaba operativa cada día entre las 9 y las 18 horas.

Además, nadie sabe cuando empezará a remontar la situación. "La cosa va muy lenta", lamenta Sebastià Sureda. No obstante, no pierde la esperanza de recuperar algo de actividad en los próximos meses. "En función de cómo vaya el mes de agosto a lo mejor tenemos que incorporar a algún trabajador más", concluye.