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Alexandro Gaffar: "Recomiendo al alcalde que siga en minoría antes de incorporar a nuevos concejales violentos"

"Nos preocupa que puedan darse casos de corrupción dependiendo de quién entre a gobernar"

Alexandro Gaffar, portavoz municipal de Llibertat Llucmajor. joan sitges

P ¿Cuál es la clave de la nueva gobernabilidad en Llucmajor?

R Cuando el alcalde Éric Jareño me cesó, quise hablar con él y con los grupos del gobierno. Recomendé al alcalde que siga en minoría antes de incorporar nuevos concejales violentos o investigados por los tribunales. Nos preocupa que puedan darse nuevos casos de corrupción política dependiendo de quién entre a gobernar.

P ¿Qué quiere decir con eso?

R Pues que tanto el portavoz de El Pi y exalcalde, Bernadí Vives, como el portavoz socialista y también exalcalde, Gori Estarellas, están siendo investigados por presunta prevaricación y malversación de fondos públicos. Todo proviene de un asunto sobre horas extra en la Policía Local durante la pasada legislatura. Además el exconcejal de Vox y ahora tránsfuga, Raúl Domínguez, ha repetido insultos racistas y homófobos hacia mi persona, me ha amenazado con denuncias falsas y me preocupa el trato a la ciudadanía que pueda dar este señor. También me preocupa o que pueda gestionar dinero público o firmar contratos en nombre del Ajuntament de Llucmajor. Sólo hay que recordar que a principios de mandato solicitó al pleno que le subiera el sueldo.

P Si los dos concejales que se presentaron por Vox a las elecciones entran en el gobierno, ¿estaría dispuesto a pactar una moción de censura con el resto de la oposición?

R No, nuestra voluntad es dar estabilidad al ayuntamiento. Si el alcalde respeta el pacto que suscribimos hace un año, nos tendrá apoyando su gestión. Pero si el acuerdo de gobernabilidad al que pusimos nuestra firma se modifica para que otros partidos se incorporen a la gestión municipal, es otra cosa. De todos modos, si los partidos situados más a la izquierda quieren nuestro apoyo, muchos de sus actuales líderes tendrían que renunciar.

P Parece que los rifirrafes entre los miembros del gobierno y del Ayuntamiento vienen de lejos...

R Desde hace un año, más o menos cuando empezamos a gobernar. Firmamos el pacto in extremis, justo dos días antes del pleno de investidura porque antes intentaron pactar sin nosotros. Raúl Domínguez, exconcejal de Vox, exigió una dedicación exclusiva, pero se le denegó. Luego Vox se descolgó del pacto y nos llamaron para sentarnos con el PP, Ciudadanos y ASI. Nos pusieron como condición que yo retirara una denuncia que había puesto contra el fundador de ASI, Joaquín Rabasco, por incitación al odio y al racismo. Lo hice y es una cosa de la cual me arrepiento porque desde entonces esta persona ha intentado boicotear las informaciones municipales que hemos publicado desde nuestro partido. Con Ciudadanos hemos tenido también algunos conflictos relacionados con la información municipal.

P ¿Y esa situación no ha mejorado durante este último año?

R No, personalmente esperaba que el alcalde reaccionase ante los ataques personales pero no lo ha hecho. Sé que Éric Jareño es muy buena persona pero en democracia la violencia, los insultos o la voluntad de conflicto no deben tolerarse. Se han hecho grupos de WhatsApp para excluir a Llibertat Llucmajor y el mismo alcalde ha reconocido que se nos ha hecho el vacío. Pero debo decir que este malestar personal no ha afectado la gestión municipal. Durante el tiempo en que hemos estado ejerciendo responsabilidades de gobierno primero ha sido el trabajo y después la política.

P ¿Los insultos han sido la tónica habitual entre los integrantes del equipo de gobierno?

R Más o menos. El alcalde invitó a asistir a las juntas de gobierno a los dos concejales que abandonaron Vox porque proporcionaban estabilidad política con sus votos. Pero el señor Domínguez provocaba mucho malestar con sus gritos e insultos. Pidió gestionar la concejalía de transportes pero no se lo permitimos. Desde entonces el clima se volvió insostenible. Él amenazó con dejar de apoyar al equipo de gobierno y provocó toda esta situación.

P ¿Y la polémica retirada de los pilones de seguridad en Puig de Ros que usted ordenó no tiene nada que ver?

R Es una de las consecuencias de ese malestar y parece ser que se ha instrumentalizado esa orden. Si la retirada fue tan polémica y algunos partidos hablaron hasta de prevaricación, ¿por qué no me denuncian como autor de ese presunto delito? La razón es que no hay ninguna base para hacerlo.

P ¿Qué espera que pase en los próximos meses?

R Seremos muy activos para que se cumplan los acuerdos del pacto de gobierno. Y también vigilaremos que no se modifique el contrato unificado para la gestión de la recogida de basuras y la limpieza viaria, que tiene que salir a licitación por 5 millones. Y seguiremos haciendo lo que creemos que es nuestra labor, estemos o no en el gobierno de Llucmajor.

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