Lo nunca visto. El mismo PP, que en su estado natural pondría cemento sobre el último grano de arena de la playa, se sitúa ahora en posición paralela a la del GOB y llama a la Guardia Civil para que investigue qué ha pasado con las dunas de colores aparecidas en Cala Millor.
No es una conversión ecologista de los conservadores como efecto de haberles pasado un Gloria particular por encima limpiándoles el horizonte de las necesidades medioambientales. No, hay que situar tan atípico fenómeno artificial dentro de las particularidades políticas de Sant Llorenç y su composición de cargos municipales.
La principal característica del ayuntamiento llorencí es su gobierno siempre compuesto por un conglomerado más coloreado, en lo político, que la arena sorpresa que ahora ha aparecido en Cala Millor. En esta extraña, pero loable alianza por su capacidad de consenso plural, nunca tiene cabida el PP. Los conservadores han visto ahora en la maniobra fantasma de la playa una excelente oportunidad para erosionar el gobierno de Sant Llorenç. Esta es la verdadera ecología que importa a su líder Manuela Meseguer.
Dicho esto, no hay porqué quitar valor efectivo y práctico, ni siquiera justificación, a la denuncia presentada, pero conviene mantenerla encuadrada en su dimensión política real, dado que choca y se contradice con abundantes comportamientos anteriores de quienes la firman.
La playa de Cala Millor, que el coronavirus mantiene desierta este año, dará mucho juego porque en ella se produce una regeneración poco gloriosa que se esclarece a base de presión lo que hace posible que el PP obtenga algún objetivo
