Dos meses de confinamiento dan tiempo para que surjan iniciativas solidarias muy diversas. Una de las más participadas en Binissalem, y con el objetivo de evitar contagios, ha sido la elaboración de mascarillas caseras a cargo de diferentes grupos de voluntarias. Confeccionadas a partir de piezas de tela, se calcula que en las primeras semanas se superaron las 3.000 unidades y, según fuentes municipales, ahora ya se ha llegado a las 6.000, habiéndose repartido entre las casas del pueblo.

Otro de estos magníficos ejemplos de solidaridad, en este caso de elaboración más sofisticada, la han protagonizado Joan Serra y su mujer Asen Castillo, propietarios de la floristería AsenPlant.

Ya que disponen de una impresora 3D, que utilizan para la promoción de su comercio, han podido diseñar unas 480 pantallas protectoras que se han entregado a los sanitarios del centro de salud de Binissalem, a las farmacias del pueblo, al departamento de Servicios Sociales, a los hospitales de Son Llàtzer y Son Espases y también a alguna residencia de BinissalemSon LlàtzerSon EspasesPalma

Según explica Joan Serra, desde el Centro de salud les proporcionaron el material de acetato (pieza que protege la cara), y ellos consiguieron, a partir de donaciones, la otra materia prima para imprimir el soporte de la pantalla.

Donaciones de comercios

La creación de las pantallas protectoras ha contado con la colaboración de algunos negocios locales. Comercios como la tienda de ropa Gisela y la ferretería Sa Quartera cedieron sendas partidas de elásticos y piezas de plástico. También el Ayuntamiento colaboró en a iniciativa solidaria.

Por otra parte, con la impresora 3D también han elaborado unos adaptadores para las mascarillas caseras que todo el mundo utiliza con el objetivo que sean más cómodas, sobre todo para aquellas personas que las han de llevar puestas varias horas al día.