Ayer debería haber sido el día más importante de Sóller, pero la crisis sanitaria por coronavirus y el confinamiento obligaron a suspender el Firó, el acto que rememora las batallas entre moros y cristianos acaecidas el 11 de mayo de 1561, quedó reducido a un acto simbólico en el monumento que recuerda la gesta.

Uno de los personajes históricos, el capità d'Alaró, Bartomeu Coll, junto con dos funcionarios del Ayuntamiento se encargaron de lanzar las coronas de laurel en el estanque que envuelve el monumento dedicado a los héroes que participaron en las batallas que permitieron liberar Sóller de la incursión argelina. Posteriormente, la misma comitiva, sin ningún político, se desplazó a Can Tamany, otro de los escenarios históricos, para recordar que ayer el municipio estaba de fiesta. Pese al confinamiento, muchos sollerics aprovecharon sus salidas a la calle para ir vestidos con los trajes típicos de moro, payés o payesa.