P ¿Qué ha sido lo más duro de afrontar como alcalde en este periodo de confinamiento?
R Sin ninguna duda, las muertes de los vecinos cuando se producen en estas circunstancias ya sean por Covid-19 o no. En los pueblos estamos acostumbrados a acompañar a nuestros vecinos en el proceso de duelo. Ha costado mucho. Estamos ante una crisis histórica y cuando salen nuevas medidas se generan muchas dudas. La gente te traslada sus incertidumbres y no tener una respuesta también ha sido muy duro, igual que ver cómo los empresarios locales se han visto obligados a cerrar sus negocios y los trabajadores, abocados a un ERTE. Es muy duro ver cómo de un día a otro se han desmontado estabilidades familiares. Notar la incertidumbre de tus vecinos es muy duro.
P ¿Cómo valora la Felib el plan de desescalada?
R La mayoría de alcaldes lo valoran de forma positiva. En estos momentos surgen dudas que se van concretando así como van saliendo los protocolos. Los momentos más duros como alcaldes o alcaldesas son cuando no sabemos cómo se aplicarán las directrices y nuestros vecinos nos lo están pidiendo.
P Madrid marca el compás pero los vecinos llaman a las puertas de los Ayuntamientos. ¿Qué retos tienen los consistorios ante la desescalada?
R El principal reto será en la fase 2 cuando la mayoría de empresas habrán podido empezar su actividad pero no estaremos en temporada turística y muchas personas no podrán incorporarse al trabajo. El reto será poder sacar líneas de ayudas eficientes para las economías locales. Es imprescindible que haya una estrategia clarísima desde el Estado a las autonomías y de autonomías a los Consells y municipios. Las ayudas de los ayunamientos deben ir encaminadas a complementar las de otras instituciones, llegar donde no lleguen las otras. Las administraciones deben ir de la mano. Por ello, reclamamos una estrategia global. Debe quedar muy claro qué medidas sociales tomar y qué medidas fiscales y tributarias se pueden aplicar a particulares y a empresas. Así, la gente notará que hay una organización, una estrategia y una coherencia. Se sentirá atendida por sus instituciones.
P ¿Qué escenario le depara la etapa post-covid a los ayuntamientos?
R La gente querrá soluciones de la manera más rápida posible. Los ayuntamientos (y el resto de instituciones) tendremos que hacer un gran esfuerzo para lograr una agilidad burocrática, lograr una eficiencia con nuestros recursos. Si podemos disponer de los remanentes de tesorería tan famosos...
P No son momentos de poner obstáculos.
R No. Los remanentes de tesorería son de los ciudadanos y se deben invertir en los ciudananos. Deberemos ser ágiles y eficientes con los recursos que disponemos. Es muy merecido que nos dejen coger el remanente de tesorería.
P ¿Es frustrante para un alcalde ver comercios y empresas cerradas, familias sin ingresos, servicios sociales saturados y no poder utilizar un dinero cuando más se necesita?
R Así es. Debemos ser eficientes con los recursos de cara a servicios sociales pero también de cara a hacer inversión pública porque no será una solución a la crisis económica que ya sufrimos pero sí un impulso para la economía local, sobre todo en los municipios pequeños. Ahora más que nunca hay que pensar en el kilómetro cero, en las empresas locales. Así, los ciudadanos verán que todos vamos en la misma dirección. Estoy muy orgulloso de los alcaldes y alcaldesas de Balears porque compartimos información, dudas, problemas pero al mismo tiempo compartimos soluciones. Que más quisieran los políticos en el Congreso o en el Senado que tener la solidaridad que tenemos los políticos municipales, que tener el espíritu constructivo que hay desde el municipalismo. Es fantástico ver cómo alcaldes de distinto color político se ayudan y colaboran.
P ¿Si algo ha logrado esta crisis sanitaria es que, en general, los grupos municipales han aparcado sus diferencias para trabajar en la misma dirección?
R En general, cualquier agrupación municipal de cualquier partido ha estado a la altura de las circunstancias. La gran mayoría de regidores han hecho piña. En general ha habido mucha coherencia. Ahora el objetivo es superar la crisis sanitaria y luego superar la crisis socioeconómica que ya hemos empezado a notar. Después se podrá hacer balance de la gestión pero ahora hay que aparcar egos y pensar en la pluralidad y en la comunidad.
P ¿Cuáles serán las prioridades en la reconstrucción económica y social a nivel municipal?
R Debemos ir todos en la misma dirección, por ello, reclamamos una estrategia común con las otras instituciones. Las prioridades serán las ayudas sociales y las medidas para ayudar vía fiscal o tributaria a particulares y empresas pero la línea de los ayuntamientos será ir hacia un modelo más sostenible. Esta crisis nos ha dado grandes lecciones. Hemos aprendido que la agricultura local es más importante de lo que pensábamos. Hemos aprendido que es imprescindible tener industria para no tener que ir a comprar mascarillas a China. Debe haber una inversión pública de cara a la eficiencia energética, a las energías renovables, a la reindustrialización local (no digo hacer fábricas pero hemos ido perdiendo industrias que no eran nada tóxicas) y a la payesía. Ha hecho más falta que nunca tener una soberanía alimentaria. También tendremos que mejorar el producto. Tenemos un producto turístico basado en paisaje y patrimonio. Tendrá que haber una línea que vaya encaminada a mejorar infraestructuras y a restaurar patrimonio antiguo.
P ¿Además de la payesía, la pandemia ha puesto en valor el comercio de proximidad?
R Ahora más que nunca hay que valorar el comercio local que ha continuado prestando servicio a la gente, muchas veces, a base de imaginación poniendo mamparas cuando no había o sirviendo a través de una ventana como es el caso del estanco de Costitx. El comercio local se ha convertido en un colectivo esencial. ¿Qué hubieran hecho en muchos pueblos si sus botigues no hubieran abierto? Esta crisis nos habrá ayudado a humanizarnos un poco más, será una de las partes positivas. Nos habrá hecho poner en valor las pequeñas cosas.
