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Lamentos para una tardanza

Manacor necesitaba una recogida selectiva y, principalmente la ciudad, una limpieza elemental. Sus calles la reclamaban a gritos en...

Manacor necesitaba una recogida selectiva y, principalmente la ciudad, una limpieza elemental. Sus calles la reclamaban a gritos en demasiados días pestilentes. Hay que reconocer, por otro lado, que el reto era tan improrrogable como complejo.

El estreno del proceso de civilización de la recogida de residuos sólidos urbanos ha coincidido con el estado de alerta del coronavirus, otro obstáculo a superar, porque el confinamiento doméstico no es el ambiente más propicio para la vida cívica y la difusión de nuevos hábitos y necesidades colectivas.

Sin embargo, aún con todo ello, la primera quincena de recogida de basuras selectivas puerta a puerta ha sido un éxito, ha obtenido los resultados apetecidos y se aproxima ya a los niveles de otras poblaciones de densidad muy inferior en la que lleva lustros implantada. Es la prueba de que la ciudadanía de Manacor, diversa en muchos aspectos, estaba por la labor y de que muchas veces basta aplicar el sentido común y la sensatez para hacer las cosas bien. También es la constatación de que el proceso ahora desplegado debía llevar largo tiempo implantado. Habrá que felicitarse por el éxito, pero pesa más el lamento por la apatía y falta de sensibilidad de tantos consistorios anteriores que han sumido a Manacor en la suciedad que todavía padece.

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