Los voluntarios de Protección Civil se han volcado en esta crisis en ayudar al personal sanitario pero también a los vecinos más vulnerables. Desinfectan calles, reparten medicamentos y material sanitario para evitar desplazamientos a centros de salud o a hospitales, llevan la compra o la comida a quien lo necesita. Son clave en esta crisis sanitaria pero su principal labor es la de regalar sonrisas. Alegran a los más pequeños cantando el cumpleaños feliz desde la calle, regalándoles un diploma o simplemente animándoles con un poco de música desde sus vehículo. Pero también sienten el calor de los mayores que viven solos y que agradecen profundamente el servicio que desempeñan en pleno estado de alarma.

De hecho, el coordinador de los 27 voluntarios de la sección de Manacor, Toni Sureda, define a la perfección su papel: "Queremos actuar como una barrera que protege a los médicos y a los profesionales que trabajan para contener la expansión del coronavirus".

En el caso de Manacor, repasa Sureda, para realizar el reparto de medicamentos, que se hace varias veces a la semana, "contamos con tres coches, dos ya eran de la agrupación pero el otro nos lo ha cedido una empresa de Manacor para que podamos realizar el reparto de forma más eficiente". "Estoy orgulloso de los voluntarios, todos quieren echar una mano, incluso los de mayor edad y los que padecen algún tipo de dolencia, pero en estos momentos estamos movilizando sólo a los más jóvenes y sanos porque necesitamos reservar fuerzas", explica. De hecho, Protección Civil de Manacor ya tiene una enorme carpa preparada para montarla ante el Hospital de Manacor si fuera necesario. "Esperamos no tener que hacerlo, significará que la crisis sanitaria se estabiliza y mejora pero lo tenemos todo preparado para poner la carpa en pie, que serviría para acoger a posibles infectados por Covid-19 a su llegada al hospital y clasificarlos según su gravedad", añade. Los voluntarios seguimos "a las órdenes de los servicios de emergencia, del alcalde y también de la Policía Local por si necesitan nuestra intervención ante alguna urgencia o que hagamos actuaciones preventivas", resume Sureda.

Tareas diarias

Igual de completa es la labor de los voluntarios de Sant Llorenç, que diariamente tienen programadas unas tareas. Las mañanas están dedicadas a la recogida y entrega de medicamentos a las personas que no pueden desplazarse o de alto de riego. Al mediodía, en colaboración con los servicios sociales, reparten comida a aquellos vecinos que lo precisen. Asimismo colaboran con la recogida y entrega de material como las mascarillas que elaboran 40 voluntarios del Llevant. Por las tardes, toca divertir a los más pequeños. Así, animados con música infantil, entregan un diploma a los niños y niñas que han pintado el arcoíris del Tot anirà bé por su actitud ejemplar en estas semanas de confinamiento. También son los encargados, si se solicita, de felicitar el cumpleaños con música delante de casa. Y por la noches colaboran con la brigada municipal y la empresa de limpieza para desinfectar las calles.

En Son Servera, el cuerpo de voluntarios está en permanente contacto con la alcaldesa Natalia Troya y con la Policía Local para atender las demandas que pueda haber en el municipio. Igual que el resto de agrupaciones, participan en la desinfección de las calles del municipio, no solo desinfectando con la autobomba, sino también preparando la logística necesaria que precisan los once tractores destinados a esta labor. Asimismo son los encargados de abastecer el líquido desinfectante a las bombas de los tractores asegurándose que la proporción es la correcta según las indicaciones de Sanidad. Además están en continuo contacto con los servicios municipales para ayudar en lo que se precise.

En el caso del municipio de Binissalem, jefe de la agrupación de Protección Civil, explica que algunos de sus efectivos están colaborando en varias de las tareas solidarias que se están llevando a cabo desde que empezó el período de confinamiento. Así, a parte de servicios de megafonía y avisos a la población y colaboración con la Policía Local, se han encargado de proveer el material necesario para que el equipo de voluntarias, que organizó el área de Servicios Sociales, pudiera confeccionar cerca de 900 mascarillas. También han tomado parte en las sesiones de fumigación de las calles del pueblo y ayudan al otro grupo de voluntarios que se encarga de hacer la compra de alimentos o medicamentos a personas que, por su avanzada edad o por padecer problemas de movilidad, lo tienen complicado para desplazarse fuera de su domicilio. Pero sin ninguna duda Vázquez confiesa que de todas las colaboraciones que hacen, las más divertidas son las felicitaciones de cumpleaños que llevan a cabo, desplazándose con el vehículo de la agrupación hasta la casa del cumpleañero para dedicarle una canción.

La mayor alegría

Joan Gaspar es el regidor de Emergencias del ayuntamiento santanyiner y jefe de Protección Civil de Santanyíque cuenta con 17 voluntarios. Cada noche de ocho a dos de la madrugada, los voluntarios se turnan para desinfectar las zonas del municipio de mayor afluencia de tránsito de personas junto a la empresa de limpieza y los payeses de la zona. Además están en permanente contacto con el departamento municipal de servicios sociales que les distribuyen las casas donde deben repartir la compra. "Hay mucha gente mayor que vive a fora vila y no puede desplazarse", cuenta mientras desvela que este voluntariado, pese a exponerse a contagios, es de lo más gratificante. "Llevé la compra a una mujer que llevaba un día sin agua y tuvo que beber del grifo. Noté como mi visita era la alegría más grande del mundo. Es muy bonito porque la gente te lo agradece", sentencia.