Gaspar Balaguer coloca, en su balcón de la calle Escola de sa Pobla, el atril que aguanta las letras y los acordes de las canciones que va a tocar con su guitarra. Desde su casa salen luces de colores que iluminan la calle. Sus vecinos Inès Alemany y Pedro Siquier montan un pequeño altavoz en el que han conectado el micrófono que sujeta ella, excantante del grupo AfterSuns. Algunos minutos antes de las ocho de la tarde, hora en la que se aplaude a los sanitarios que trabajan incansablemente estos días, los vecinos de esta calle del municipio pobler se saludan desde sus casas.

Aplauden. "¿Dónde está Amaro?", pregunta alguien; "Ya va, hoy se ha despistado", contesta su madre, Maria Magdalena Soler, mientras Amaro Seoane acomoda su batería eléctrica en el balcón. Una vez está todo listo, empieza el concierto. Una de las vecinas arranca cantando a capela Resistiré, tema del Dúo Dinámico que se ha convertido en un himno a nivel nacional. No obstante, para los de la calle Escola el himno es otro: "Desde los primeros días que cantamos unas cuantas canciones, y Calgary 88 de Antònia Font ha estado con nosotros desde el principio. Es nuestro himno", cuenta Soler. El repertorio de este conjunto musical de vecinos va ampliándose y variando: "Ahora también cantamos Camins, de Sopa de Cabra" dice la encargada de poner voz a las canciones, Inès Alemany, que desde su ventana anima a sus vecinos a cantar con ella. Aunque no siempre le hacen caso, no fallan a la hora de aplaudirle y ayudarla con los coros en los estribillos. "Ayer [el martes] estrenamos No puedo vivir sin ti, de Coque Malla", añade Balaguer. Durante unos veinte minutos, la calle Escola se llena de vida y de música. Y ya saben como celebrarán el final del confinamiento: "Haremos una torrada aquí abajo y un concierto como toca", aseguran.

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