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Día internacional de la mujer

Una competición amañada

Una muestra fotográfica inaugurada ayer en el polideportivo de Muro reflexiona sobre la desigualdad de género que sigue imperando en el mundo del deporte

Lucrezia folliero, Antònia Real y Esperança Cladera.

El deporte es competición, pero no todos los deportistas compiten en igualdad de condiciones. Si el honor del podio fuese una disputa entre hombres y mujeres, los primeros tendrían muchas más posibilidades de alcanzar la gloria, ya que el deporte femenino sigue a años luz del masculino en cuanto a visibilidad y profesionalismo a pesar de la contrastada capacidad de las mujeres para competir. Sería una competición amañada de antemano.

Una muestra fotográfica inaugurada ayer en el polideportivo de Muro reflexiona sobre la desigualdad de género que sigue imperando en el mundo del deporte. Una exposición que sus autoras, Nena Carbonell y Damiana Cloquell, complementan con un extenso trabajo de investigación sobre las "barreras" y las "desigualdades" que impiden a las mujeres equipararse a sus colegas masculinos en casi todas las disciplinas deportivas. Los datos recopilados por las autoras constatan que el papel de las féminas en el mundo del deporte sigue siendo, en muchos casos, testimonial, a pesar de la "eclosión" del deporte femenino en los últimos años tras "muchas décadas de ostracismo".

'Qüestió de gènere. Dones i esport' es la continuación de la muestra realizada en marzo de 2018 por las mismas fotógrafas y que analizaba las profesiones desde una perspectiva de género. Para esta nueva experiencia, Cloquell y Carbonell han contactado con once deportistas de distintas disciplinas, algunas en activo y otras retiradas, que han ejercido de modelos para "reflejarlas como lo que son: triunfadoras, luchadoras y deportistas". El objetivo de la iniciativa es el de "visibilizar a las mujeres como profesionales y en actitudes deportivas, no como elementos decorativos o simples aficionadas".

Y es que, según explican, "hablar de las principales barreras de la mujer para ascender en el mundo del deporte es entrar en techos de cristal, ya que las desigualdades existen en cada rincón, desde los propios estamentos". Han sido dos años de investigar y poner la lupa analítica en el trato mediático que reciben hombres y mujeres en las competiciones deportivas. Y la conclusión es clara: queda mucho camino por recorrer. "Analizando imágenes de los últimos Juegos Olímpicos, vimos que las televisiones resaltaban más el aspecto de las mujeres deportistas que las marcas que habían conseguido", apunta Nena Carbonell.

Según las autoras, la alta competición refleja claramente las desigualdades de género. "La existencia de marcados estereotipos amenaza el progreso de la mujer en el mundo del deporte, teniendo en cuenta los pocos contratos laborales para mujeres deportistas, la inexistencia de convenios colectivos que amparen a las profesionales, la no cotización a la Seguridad Social, la existencia de cláusulas antiembarazo con despidos sin indemnizaciones o la escasa visibilidad de las competiciones deportivas femeninas".

Unas condiciones desiguales que, por ahora, no serán corregidas por las leyes. "Hace cuatro años el Gobierno se comprometió a elaborar una nueva ley para formentar un deporte más igualitario, pero la tramitación del anteproyecto ha quedado frenada y no se sabe cuando será una realidad", lamentan.

La mujer 'florero'

En este sentido, Carbonell y Cloquell reflexionan sobre las leyes deportivas aprobadas por el Estado español, que "son una herencia de la sociedad que existía cuando se creó el deporte moderno, en el que las mujeres eran seres débiles que debían ser protegidas, llegando al deporte con un papel secundario o subordinado a mujer 'florero'".

De hecho, recuerdan que en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna se creía que la participación femenina "resultaba antiestética y carecía de interés, su misión se limitaba a aplaudir a los deportistas masculinos como gesto de recompensa", explican. Y en las Olimpiadas antiguas "las competiciones eran concebidas para hombres y existía la norma estricta que prohibía la participación de las mujeres y su asistencia a las competiciones; en caso contrario, eran castigadas con la pena de muerte".

A pesar de estos precedentes, la mujer compite en los Juegos Olímpicos y a nadie le extraña. En Rio 2016, "las mujeres españolas obtuvieron más premios que los hombres", destacan las autoras, que instan a "no olvidar a las pioneras que contribuyeron a derribar los muros machistas que han obstaculizado el acceso de la mujer en el ámbito deportivo".

Un acceso que, todavía, está lejos de ser igualitario en los cargos directivos de empresas y federaciones deportivas, lo que "dificulta la visibilidad del colectivo".

Lo mismo ocurre respecto a la visibilidad de las mujeres en los medios de comunicación cuando se trata de competiciones deportivas. Las autoras de la muestra lo tienen claro: "La información deportiva no refleja la situación real de las deportistas". A su entender, su presencia en los medios no es proporcional a los progresos y esfuerzos que han alcanzado las deportistas en los últimos tiempos. "Las mujeres van consiguiendo triunfos deportivos sin precedentes, pero siguen siendo invisibles en los medios", concluyen.

Solamente en seis federaciones deportivas las licencias femeninsas superan a las masculinas. Ocurre en el baloncesto, la hípica, la gimnasia, la natación, el patinaje y el voley. No obstante, "los éxitos deportivos no implican un seguimiento constante en las páginas de diarios especializados; que una mujer consiga ser aclamada por una gesta deportiva no le garantiza visibilidad en los medios", lamentan Carbonell y Cloquell. Han comprobado que "el trato de las mujeres deportistas se infantiliza, se sexualiza o se muestra como dependiente de los hombres en muchas informaciones".

Por todos estos motivos han dedicado la exposición a las mujeres deportistas. La muestra fue inaugurada ayer a mediodía en el polideportivo de Muro, donde permanecerá abierta un mes. En el acto inaugural, con gran éxito de asistencia, se leyó un manifiesto feminista y Ann Perelló protagonizó un monólogo cómico.

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