El inicio de las obras para vallar el recinto del Oratorio de Portals Nous -un enclave arbolado en primera línea de una costa muy cotizada- ha vuelto a despertar el runrún vecinal en un nuevo capítulo de la desconfianza que se arrastra desde hace años entre residentes y el cura de la parroquia por el futuro urbanístico de ese espacio singular, sobre el que la Iglesia planeó un proyecto de restaurante que aún se dirime en los tribunales.

El vallado cuenta con la preceptiva licencia municipal, y el Ayuntamiento concede que como cualquier propietario privado tiene derecho a realizar esta instalación. En este caso la parroquia lo justifica por una necesidad de aumentar la seguridad ante algunos episodios de vandalismo y botellón registrados en el recinto.

La situación parecía haberse calmado desde el momento en que el factor que provocó el malestar vecinal -la intención de la parroquia de construir un restaurante al borde del acantilado- había quedado en el olvido. La propuesta incluía también la adecuación de un centro de espiritualidad y una nueva ubicación para el aparcamiento.

Propuesta denegada

El Ayuntamiento de izquierdas denegó en la pasada legislatura la licencia para aquel proyecto de reordenación del espacio y no se había vuelto a saber nada de un tema que había llegado a provocar una manifestación vecinal en el año 2014. Sin embargo, en las últimas semanas, los residentes han tenido conocimiento de que el asunto sigue vivo en los tribunales.

En su momento, la parroquia presentó un recurso contra la denegación de la licencia y el pasado mes de diciembre una resolución del juzgado de lo contencioso-administrativo número 2 de Palma fijaba las primeras declaraciones testificales para el próximo 20 de noviembre.

Entre las declaraciones de testigos solicitadas, están las del cura Josep Antoni Guardiola y la del ex director general de Urbanismo de Calvià Jaume Carbonero.

Fuentes municipales confirmaron ayer que el recurso entrará después del verano en la fase de pruebas para confrontar la postura del Ayuntamiento y los vecinos con la de la parroquia.

“Nosotros seguiremos defendiendo la legalidad de la denegación de la licencia del restaurante”, subrayaron desde el Consistorio, gobernado por una coalición formada por el PSOE y Podem-Més. La constatación de que ese contencioso sigue aún activo, unida al hecho de que en estos días haya empezado la instalación del cerramiento, ha vuelto a generar inquietud entre algunos vecinos de la zona, siempre recelosos de que esta área arbolada situada en lo alto de la Playa del Oratorio tenga cada vez un uso más privativo.

Garantizar el acceso

La cuestión del vallado del terreno donde se ubica la pequeña ermita no ha estado exenta de polémica. En el año 2016, unos vecinos ya denunciaron la instalación de una valla sin la preceptiva licencia, lo que motivó la intervención de un celador municipal que levantó acta al constatar que carecía de la autorización correspondiente. A finales del año pasado, el Ayuntamiento sí otorgó los permisos para vallar el perímetro “al cumplir con los requisitos que marca la normativa”. El Consistorio quiso subrayar que “estará vigilante para garantizar en todo momento el acceso público al mar”.

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