Al ruido estridente solo se contrapone el silencio inmediato. Hay situaciones de abuso que no admiten dilación en su resolución y la producción excesiva de decibelios es una de ellas porque asfixia la paz social y lesiona la salud pública. De ahí que el facultar a la Policía Local de Calvià para que paralice en el acto el exceso de ruidos en los locales de ocio se antoje como una buena medida oportuna.
Es así porque se actúa sobre un tejido ya dañado y débil de por sí, en cuanto a capacidad de convivencia, como es el Magaluf exprimido por la sobreexplotación turística y su efecto borrachera. La mesa de trabajo de ocio nocturno de Calvià, que agrupa a varios sectores implicados, da por bueno que los agentes puedan intervenir ante la falta de licencias y la manipulación de los limitadores de sonido. Al tiempo, aboga por incentivar la "declaración responsable". La iniciativa puede ayudar a la anhelada mejora de la imagen turística de Calvià.
